EL MUNDO › EN IRAK, UN MILITAR DE EE.UU. ATACó A OTROS CINCO
› Por David Usborne *
En lo que fue una de las jornadas más sangrientas para las tropas estadounidenses en Irak en casi un año, ayer un soldado norteamericano asesinó a cinco de sus compañeros mientras esperaba un turno en una clínica psiquiátrica. “Semejante pérdida de vida humanas a manos de uno de los nuestros causa un dolor enorme”, señaló desde Washington Robert Gates, secretario de Defensa.
La clínica psiquiátrica y de consultoría psicológica se encuentra dentro de Camp Liberty, la base militar estadounidense más grande de Irak situada a las afueras del aeropuerto internacional, donde Barack Obama estuvo el mes pasado en una visita sorpresa a las tropas.
Según las autoridades militares, el soldado que abrió fuego sobre sus compañeros habría ido a la clínica en busca de ayuda mental para sobrellevar el estrés y los problemas emocionales que padecía debido a su servicio en el país árabe.
“El soldado se encuentra detenido y con custodia dentro de nuestras instalaciones”, se limitó a declarar el teniente de los marines Tom Garnett, vocero de las fuerzas estadounidenses en Irak, quien no realizó ningún comentario acerca de los posibles motivos del atacante ni de las víctimas, sin especificar si eran otros soldados que a su vez estaban allí en busca de ayuda. “Nuestros más profundos sentimientos de respeto y dolor se encuentran en este momento con las familias y los amigos de los miembros imvolucrados en esta terrible tragedia”, aseguró el coronel John Robinson, vocero del ejército en Irak.
Estas cinco muertes igualan al número de bajas sufridas el último 10 de abril en la ciudad de Mosul, donde un coche bomba había matado a otros cinco soldados estadounidenses en el que había sido el atentado mortal más importante contra las tropas de Washington en casi un año. Claro que, en este caso, el hecho de que haya sido un soldado estadounidense asesinando a sus compañeros causó un fuerte shock.
Este último ataque en Camp Liberty se suma a otro caso ocurrido en una base militar estadounidense en Kuwait. Allí, en las vísperas de la invasión a Irak en marzo del 2003, el sargento Hasan Akbar ejecutó de sendos balazos a dos de sus oficiales superiores. Una corte militar lo halló culpable y lo condenó a muerte. Además, en septiembre del año pasado en otra base militar en Irak, el sargento Joseph Bozicevich también disparó a dos de sus superiores. Luego de los hechos, declaró que éstos lo molestaban demasiado y ya no podía tolerarlo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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