EL MUNDO › LA PRIMERA ACCIóN VIOLENTA TRAS LA SALIDA DE LAS TROPAS DE EE.UU.
Un coche bomba explotó en un concurrido mercado en la ciudad iraquí de Kirkuk ayer, matando a unas treinta personas e hiriendo a otras noventa en la primera acción violenta en la región tras la salida de los soldados estadounidenses de los centros urbanos de la nación.
“Un vehículo cargado con explosivos fue detonado en el mercado”, indica el informe policial, que además precisa que ante la potencia de la explosión un gran número de tiendas y casas cercanas fueron destruidas.
“La explosión se produjo a una hora de gran afluencia. Sólo vi fuego y mi mostrador derribado. Cuando me di la vuelta vi vendedores en llamas en sus almacenes y en el suelo yacían personas muertas y heridas”, declaró Aras Omar Ghaffour, un vendedor de verduras de 28 años herido en la pierna derecha y en el estómago.
El hecho ocurrió horas después de que cuatro soldados estadounidenses murieran por heridas recibidas en combate el lunes en Bagdad. El atentado sucede en momentos en que Irak toma el control formal de su seguridad, tras celebrarse desde la medianoche local la retirada militar estadounidense de ciudades y pueblos, más de seis años después de la invasión. La ocasión fue marcada por los iraquíes como “día de la soberanía”, y el ataque en Kirkuk sirve como un recordatorio de los desafíos de seguridad que enfrenta el país árabe.
El ataque coincidió con el día en que 500.000 policías y 250.000 militares iraquíes empezaron a hacerse cargo de la seguridad en las ciudades y los pueblos. A pesar de la continuada violencia, el primer ministro Mouri al Maliki tranquilizó a los iraquíes diciendo que las fuerzas gubernamentales que están tomando control de las áreas urbanas eran más capaces de asegurar la seguridad.
“Supongo que continuará habiendo ataques esporádicos a medida que la gente se aproveche” del retiro estadounidense de las ciudades iraquíes, dijo el secretario de Defensa, Robert Gates, a periodistas en su vuelo de regreso a Washington tras un breve viaje a Alemania, donde visitó a soldados heridos. “La situación aún es peligrosa, perdimos a cuatro muchachos hoy (martes)”, dijo. “Al Qaida y otros grupos buscan aumentar el nivel de violencia para hacer creer que nos sacaron de las ciudades”, demostrar la debilidad de las fuerzas de seguridad iraquíes e intentar relanzar la violencia confesional, agregó Gates.
Por su parte, el presidente estadounidense, Barack Obama, destacó ayer como un “importante hito” la retirada de los soldados norteamericanos de las ciudades iraquíes, pero advirtió que se avecinan “días difíciles” en Irak. “Sabemos que la violencia en Irak continuará, lo vimos ya en el atentado sin sentido en Kirkuk esta mañana”, agregó el presidente.
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