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› SADDAM HUSSEIN ACEPTO LA RESOLUCION DE LA ONU
El ratón, esta vez, se apuró
Mediante una nota que expresa quejas por los “malos contenidos” de la Resolución del Consejo de Seguridad, el presidente iraquí confirmó que acepta recibir a los inspectores de armas de la ONU.
Por Brian Whitaker*
Desde El Cairo
Saddam Hussein sorprendió nuevamente al mundo ayer al aceptar la resolución de la ONU sobre las inspecciones de armas dos días antes de lo previsto. Los diplomáticos occidentales creían que Irak, como dijo uno de ellos, “esperaría hasta el último momento”. Pero Bagdad entregó ayer una nota crítica de aceptación antes de la fecha final del viernes. La carta entregada ayer a la ONU tenía quejas sobre los “malos contenidos” de la resolución 1441 del Consejo de Seguridad, pero el embajador iraquí, Mohammed Al Douri, confirmó: “Estamos preparados para recibir a los inspectores dentro del tiempo preestablecido”. Además añadió: “Estamos ansiosos por verles cumplir sus deberes de acuerdo con la ley internacional tan pronto como sea posible”.
La pronta aceptación de la resolución, junto con la decisión de Saddam de desoír a su Parlamento, será interpretada por las palomas en Washington como el establecimiento de una atmósfera de esperanza para la llegada de los inspectores. Los halcones lo verán como una evidencia más de la astucia del líder iraquí. A pesar de la hostilidad del Parlamento iraquí a la resolución a comienzos de esta semana, el discurso en contra del hijo del presidente, Udai, y los informes de la prensa sobre el debate en Bagdad, fueron indicadores de la eventual decisión.
Los diarios de ayer no informaron a los iraquíes que el Parlamento había rechazado unánimemente la resolución. En cambio, informaron que había autorizado “al líder a tomar la decisión apropiada sobre la resolución 1441”. Durante varias semanas, los funcionarios iraquíes y aquellos cercanos a ellos han estado insistiendo en que recibirán a los inspectores y cooperarán con ellos totalmente. “No van a creer lo útiles que seremos”, dijo uno. Los escépticos dicen que escucharon todo esto antes. En 1991 Irak recibió a los inspectores de Unscom y prometió cooperación mientras simultáneamente se embarcaba en un plan para engañarlos.
Pero esta vez Irak tiene un arma apuntando a su cabeza y sabe que cualquier truco, o intento de truco, provocará desastres en el régimen. Irak también tiene dos poderosos incentivos para cooperar. No sólo quiere privar a los halcones de Washington de una oportunidad para la guerra sino que ve la llegada de los inspectores como un medio para ponerle fin a 12 años de sanciones. Esto es lo que Burhan Chalabi, un hombre de negocios británico nacido en Irak que tiene contactos directos en Bagdad, describe como “el escenario de pesadilla para el presidente Bush”. Como una zanahoria más para el acatamiento iraquí de las inspecciones, Rusia dejó en claro ayer que “propondrá el tema” de suspender las sanciones una vez que se haya comprobado que Irak no tiene armas de destrucción masiva.
Cuando Irak anunció, poco después de las recientes discusiones del Consejo de Seguridad, que aceptaría el regreso de los inspectores, asumió que regresarían bajo las viejas condiciones, no las duras nuevas reglas presentadas la semana pasada. Bagdad dijo que la resolución 1441 es “mala e injusta”, pero al mismo tiempo la calificó como una victoria para la comunidad internacional sobre los esquemas de Estados Unidos.
“El uso de Estados Unidos del Consejo de Seguridad como una cubierta para la agresión contra Irak fue frustrado por la comunidad internacional, que no comparte el apetito por la agresión, el asesinato y la destrucción de Washington”, dijo la semana pasada el canciller iraquí Naji Sabri. A pesar del recibimiento de Irak a los inspectores, la primera prueba real de su sinceridad surgirá dentro de 30 días cuando, bajo los términos de la resolución, tenga que brindar una revelación “exacta, total y completa de todos los aspectos” de sus programas de armas químicas, biológicas y nucleares.
Su respuesta dependerá en gran parte de lo que tiene que ocultar. Si ha estado desarrollando nuevas armas durante los cuatro años de ausencia de inspectores y se mantiene firme a su actual estrategia de total cooperación, podría decidir hacer un borrón y cuenta nueva de todo paravolver a negociar, como lo hizo recientemente Corea del Norte. El otro problema en el horizonte de Irak es cumplir con todos los requerimientos detallados de la resolución 1441, que en opinión de algunos expertos son tan estrictos que aun con las mejores intenciones el régimen tendría dificultad en cumplirlos. La actitud de Irak hacia la letra chica de la resolución será crucial. Si los inspectores creen que genuinamente está tratando de cooperar, pueden permitirle alguna libertad.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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