EL MUNDO › OBAMA Y MEDVEDEV ACORDARON UN RECORTE SIN PRECEDENTES DE LAS ARMAS NUCLEARES
En otra señal de buena voluntad, Moscú ofreció su espacio aéreo a los aviones de Estados Unidos que transporten armas y tropas a Afganistán. Esto le ahorrará a Washington más de 100 millones de dólares al año.
› Por Shaun Walker *
Desde Moscú
El rencor y la desconfianza de la era Bush en las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos fueron dejados de lado ayer cuando los presidentes Barack Obama y Dimitry Medvedev firmaron un acuerdo sobre armas nucleares que podría ser histórico. Los dos líderes acordaron trabajar hacia un tratado que reemplace el pacto Start-1 de 1991, que expira en diciembre, y reducir su stock de cabezas de ojivas nucleares a 1500 y 1675 cada uno. En otra señal de su voluntad de reparar relaciones fracturadas, Rusia ofreció su espacio aéreo a los aviones de Estados Unidos que transporten armas y tropas a Afganistán. Esto acortará el tiempo de vuelo y le ahorrará a Estados Unidos más de 100 millones de dólares al año.
Obama anunció que tiene la intención de ser el anfitrión de una cumbre global el año que viene para combatir la proliferación nuclear, la mayor amenaza a la seguridad mundial, y dijo que él y Medvedev habían discutido un plan para que Rusia pueda ser el anfitrión de la siguiente reunión. Eran todas sonrisas cuando Obama llegó a la cumbre que continúa hoy. “Decidimos relanzar las relaciones ruso-estadounidenses para cooperar más efectivamente en áreas de interés común”, dijo Obama en el Kremlin.
Qué efecto tendrá la bonhomía y la retórica de bajo tono en temas aún espinosos como el propuesto sistema de defensa antimisil de Estados Unidos y la situación en Georgia está por verse. Hasta el acuerdo nuclear es sólo un encuadre para que usen los negociadores cuando armen un tratado total. Las diferencias de opinión se mantienen. Pero Obama y Medvedev están llenos de palabras positivas para cada cual y dijeron que esperan continuar su relación de trabajo. Rusia insistió antes que se llevaran a cabo las conversaciones que cualquier negociación sobre la reducción de armas debía hacerse junto con las negociaciones de los planes de Estados Unidos para un escudo antimisil en Europa Central y Oriental, un plan de la era Bush al que el Kremlin se oponía decididamente.
No hubo grandes avances en este tema, aunque Obama parecía ceder algún terreno. Dijo que pensaba que era inapropiado relacionar la defensa misilística con armas de destrucción, pero Medvedev anunció que habían “acordado que las armas defensivas y ofensivas debían considerarse como un todo”. Obama dijo: “Hemos acordado que vamos a continuar discutiendo. Va a ser un trabajo duro porque requiere quebrar algunas sospechas de larga data”. Prometió revisar los planes estadounidenses para fines del verano. Rusia estará encantado con el cambio de tono –la administración Bush había declarado simplemente que los planes de defensa misilística no eran asunto de Rusia–.
El Air Force One aterrizó en Moscú al mediodía. Obama, su mujer Michelle y sus hijas fueron llevadas al centro de la ciudad, donde Obama puso una corona en la Tumba del Soldado Desconocido. Luego procedió a ir al Kremlin para reunirse con Medvedev. Mientras el presidente de EE.UU., hablaba con su contraparte ruso durante casi cuatro horas, su mujer y sus hijas fueron llevadas a hacer un tour del Kremlin por Svetlana Medvedeva, la mujer del presidente ruso. La visita de Obama no recibió mucho tiempo de aire por los medios controlados por el gobierno y su llegada a Moscú no provocó el entusiasmo público que lo ha recibido en otras visitas al exterior.
La verdadera prueba para las relaciones renovadas llegará hoy, cuando Obama desayune con Vladimir Putin, el ex presidente de Rusia, quien como primer ministro es visto todavía como el hombre más poderoso del país.
Putin puede tener algo de su ingenio acérbico listo para el presidente, después de que Obama diera el curioso paso de criticarlo públicamente antes de su viaje a Moscú.
Mientras ponderaba a Medvedev como alguien con quien era posible hacer negocios, Obama dijo esta semana que Putin debía entender que “el enfoque de la Guerra Fría a las relaciones entre Estados Unidos y Rusia está pasado de moda” y que a diferencia de Medvedev, el ex agente de la KGB que ahora es primer ministro “sigue pensando en las formas antiguas de hacer negocios”. La respuesta de Putin fue asombrosamente medida, pero es conocido por no tomar las críticas bien, de manera que a Obama le puede salir mal su ataque.
Ayer, Obama parecía incómodo cuando contestaba preguntas en la conferencia de prensa sobre quién ejercía el poder real en Rusia. Dijo que su principal interés era “tratar directamente con mi contraparte” que era “directo y profesional”, pero también quería “llegar al primer ministro Putin y a otros sectores influyentes de la sociedad”. Medvedev sonrió levemente. Más tarde, sin darse cuenta comenzó a referirse al “presidente Putin”, pero rápidamente se corrigió.
Obama alabó a Medvedev con énfasis. En una entrevista publicada ayer por el diario opositor Novaya Gazeta, eludió una pregunta sobre si presionaría a las autoridades rusas para llevar a la Justicia a los asesinos de la periodista investigadora Anna Politkovskaya. También dijo que le parecía “extraño que el ex propietario de Yukos, Mikhail Khodorkovsky, fuera objeto de un segundo juicio en Rusia pero añadió que no había lugar para que los extranjeros interfirieran en el sistema legal ruso y felicitó a Medvedev por “su valiente iniciativa para fortalecer la fuerza de la ley en Rusia”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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