EL MUNDO › EE.UU. ACCEDIó A COMPROMETERSE CON UN LíMITE PRECISO DE EMISIONES DE CARBONO
Los países más ricos consensuaron metas climáticas. Por ejemplo, reducir las emisiones de carbono en un 80 por ciento para el 2050 y establecer en un máximo de 2 grados Celcius los aumentos de temperatura tolerables.
› Por Andrew Grice *
Desde L’Aquila
Los países más ricos de la Tierra acordaron ayer reducir sus emisiones de carbono en un 80 por ciento para el 2050, en un intento dramático por tratar de lograr un nuevo compromiso global contra el cambio climático.
Los líderes de los países del G-8 acordaron, además, establecer en un máximo de 2 grados Celcius (2º C) los aumentos de temperatura tolerables, en lo que constituye la primera vez en que se logra un compromiso sobre un límite fijo. En contrapartida, instaron a los países en vías de desarrollo, entre ellos China e India, a que reduzcan sus emisiones en un 50 por ciento para la misma fecha.
Barack Obama, sin dudas, fue uno de los protagonistas del encuentro, y dio el paso para lo que el premier británico, Gordon Brown, calificó de “acuerdo histórico”. Y es que, por primera vez, el mandatario estadounidense accedió a comprometer a su país con un límite preciso y verificable de emisiones de carbono, en marcado contraste con lo que había sido la intransigencia absoluta de su antecesor en la Casa Blanca, George W. Bush. En este sentido, la jugada del G-8 fue diseñada para revitalizar los esfuerzos de las Naciones Unidas (ONU) por lograr un pacto global que se convierta en “el hijo del Acuerdo de Kyoto”, tratado que llegó a su punto límite en la Conferencia de Copenhague en diciembre pasado. Por eso, hoy mismo Obama tratará de ampliar los efectos de los acuerdos e intentará convencer específicamente a China e India, dos de los países que emiten mayor cantidad de carbono, de que “den el paso” junto a los países del G-8 y se comprometan asumiendo parte de la responsabilidad.
Sin embargo, las posibilidades de un acuerdo inmediato como resultado de las negociaciones de hoy en las que participan 17 países son bajas. El presidente de China, Hu Jintao, voló de vuelta a su país de manera abrupta luego de que en la provincia occidental china de Xianjiang estallaran tensiones étnicas. Los países en desarrollo, por su parte, quieren un compromiso firme por parte de los países ricos de que éstos les aportarán subsidios que les permitan afrontar los costos de reconvertir sus industrias a nuevas tecnologías de baja utilización de carbono. Y, asimismo, pretenden que los miembros del G-8 sean más específicos en cuanto a sus metas a mediano plazo sobre reducciones para el 2020.
Por si fuera poco, otro posible punto de conflicto es la base sobre la cual se calculará la reducción en las emisiones. La declaración que firmaron, de hecho, dejó este punto sin aclarar, lo que suscitó no pocas críticas por parte de diversos expertos, que se apuraron a calificar el acuerdo como “poco serio”. Gran Bretaña, por su parte, apoya la idea de tomar como año base 1990, mientras que Estados Unidos sugiere comenzar a contar un par de años más adelante, lo que implicaría, a todas luces, una menor reducción.
Pero a pesar de las limitaciones, diplomáticos presentes de varios gobiernos se mostraron optimistas sobre el hecho de que estos acuerdos sean el puntapié inicial para una mayor profundización de los compromisos de aquí a fin de año. “Aún resta un largo camino por recorrer. Y habrá muchos avances y retrocesos, pero ahora tenemos una chance real de lograr algo”, confesó un diplomático.
“Por primera vez el G-8 se puso de acuerdo sobre asuntos que desde mi punto de vista son vitales, ya que nos ponen en el camino correcto y cambian la forma en la que analizamos las políticas energéticas a largo plazo. Acordamos por primera vez que las temperaturas globales no deben subir más de 2º C, y eso es histórico”, señaló Obama.
Gordon Brown, a su vez, propuso conformar un fondo global de 100 mil millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a ser más eficientes en el uso y gestión de sus energías. Sin embargo, este punto ayer no había logrado todavía el consenso necesario.
Por lo pronto, mucho o poco, lo acordado estuvo lejos de satisfacer las expectativas de las organizaciones dedicadas al medio ambiente.
Antonio Hill, vocero de la ONG Oxfam, declaró: “El G-8 puede haber acordado evitar cocinar el planeta en no más de 2º C, pero ni siquiera en un plazo razonable. El 2050 queda demasiado lejos”.
Tobias Muenchmeyer, consejero internacional de Greenpeace, agregó: “Al ponerse de acuerdo sobre el límite de 2º C sin un plan claro, sin dinero asignado ni objetivos verificables a corto plazo, los líderes del G-8 no habrán colaborado para quebrar la impasse en la que se encuentra el asunto del cambio climático a nivel global”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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