EL MUNDO › DECIDIó UN EMBARGO PARCIAL EN REPUDIO AL BOMBARDEO Y LA INVASIóN A LA FRANJA
El gobierno británico dispuso la prohibición de venderle a Israel componentes militares utilizados por buques de guerra durante la operación Plomo Fundido contra la facción palestina Hamas.
› Por Donald Macintyre *
Desde Jerusalén
El gobierno británico decidió reaccionar ante el bombardeo y la invasión a Gaza por parte de Israel, durante el último mes de enero y, en consecuencia, dispuso la prohibición de venderle a Tel Aviv componentes militares utilizados por buques de guerra empleados durante la operación Plomo Fundido.
En este sentido, el gobierno de Londres le comunicó ayer oficialmente a la embajada israelí en esa ciudad que revocaba cinco licencias para la exportación de equipos y repuestos esenciales que utilizan los navíos israelíes Saar 4.5. El argumento fue contundente: dichas exportaciones violan los criterios tanto del Reino Unido como de la Unión Europea (UE) que prohíben la venta de material bélico para ser utilizado en operaciones de “represión interna”.
Israel utilizó buques de su marina para bombardear objetivos en Gaza desde el mar Mediterráneo como fuerza de apoyo a su ofensiva terrestre y aérea, desencadenada el 27 de diciembre de 2008, con el argumento de eliminar a las fuerzas de la facción palestina Hamas y sus disparos de misiles sobre el sur de Israel.
Ya en el mes de abril, el canciller británico, David Miliband, había dicho ante el pleno de la Cámara de los Comunes que existían “informes confiables” que indicaban que los navíos Saar Corvette habían sido utilizados para apuntalar la invasión terrestre. Ayer Londres tomó la decisión.
Y es que es prácticamente seguro que los cañones de 76 mm de los buques Saar utilizan para su funcionamiento fabricaciones militares británicas. Ello se deduce del hecho de que tan sólo un par de meses antes de la invasión el gobierno israelí había solicitado un permiso específicamente para su importación. Además, también se realizaron ventas a ese país de equipos de cableados eléctricos e instalaciones de radar para los mismos buques que, si bien están diseñados específicamente para una defensa aérea, también pueden ser instalados en los barcos.
Sin embargo, si lo que se busca con esta medida es lograr algún grado de efectividad en bloquearle a Israel el acceso al material bélico británico, el embargo parcial bien podría resultar un fiasco. Ello se debe a que, en su informe del mes de abril, el canciller Miliband también había hecho notar lo siguiente: Gran Bretaña puede prohibir la venta de estos componentes a Israel, pero lo cierto es que una cantidad importante de este material, a su vez, se vende a los Estados Unidos, país que luego revende el material al Estado judío. En ese caso, no hay solución aparente a la vista, ya que imponer cualquier clase de restricción al comercio bilateral de material bélico con Estados Unidos está descartado. Ello sería una contradicción flagrante con lo que se supone que son las relaciones angloamericanas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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