El programa secreto de la CIA develado a los miembros del Congreso de Estados Unidos tan sólo hace algunos días, y mantenido en secreto durante años a pedido del ex vicepresidente Dick Cheney, involucraba, de acuerdo con fuentes de inteligencia citadas por el Washington Post, una serie de asesinatos dirigidos contra altos cargos de la red terrorista Al Qaida. Según las mismas fuentes, sin embargo, el programa nunca llegó a efectivizarse por completo.

De acuerdo con los detalles de la iniciativa que recién ahora comienzan a salir a la luz, el ex presidente George W. Bush autorizó a la Agencia Central de Inteligencia, mediante una orden con su firma que data del 2001, a asesinar a una serie de cuadros de Al Qaida de forma inmediata en caso de localizarlos en cualquier parte del planeta, sin necesidad de confirmar permiso alguno.

A su vez, según los espías que aceptaron brindar los detalles bajo anonimato, la orden presidencial los autorizaba a modificar sustancialmente la forma en que se realizaban los ataques aéreos: y es que si bien las operaciones norteamericanas de bombardeo con aviones no tripulados son bien conocidas, de acuerdo con el plan secreto los pilotos tenían permiso para soltar sus bombas a escasos metros del blanco, en lugar de los 3 mil metros de altitud a los que se suelen soltar las mortíferas cargas.

Sin embargo, y a pesar de las particularidades del caso, según los agentes, este plan mantenido en secreto no diferiría en gran medida de muchos otros que lleva adelante la agencia. Es más, de acuerdo con el testimonio de uno de ellos, es la clase de trabajo que le compete a la CIA. “Es exactamente el tipo de tareas que la gente esperaría que nosotros hagamos”, le dijo uno de los espías al Post. “Además, todo esto no llegó a ninguna parte”, agregó otra de las fuentes consultadas.

La revelación hace escasos días acerca de la existencia del programa provocó un escándalo político en el Capitolio, cuando varios legisladores demócratas pusieron el grito en el cielo al asegurar que ocultarle información de inteligencia al Congreso resultaba no sólo inaceptable sino también ilegal. En consecuencia, varios miembros de la bancada oficialista tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado demandan en estos momentos la apertura de una investigación completa por parte del Legislativo sobre el accionar de la CIA para determinar si ésta violó la ley al ocultar información que atañe a la seguridad nacional de Estados Unidos.

Las presiones para que Obama ordene investigar a fondo el conjunto de las medidas de contraterrorismo autorizadas bajo la era Bush van en aumento. El mandatario, por su parte, declaró en varias ocasiones que no estaba dispuesto a iniciar causas judiciales contra los agentes de la CIA, ya que éstos habrían actuado, según Obama, por orden del Departamento de Justicia.