EL MUNDO › PIDE QUE EL EX PRESIDENTE BRASILEñO Dé UN PASO AL COSTADO COMO JEFE DEL SENADO
Contra los deseos de su líder, el partido oficialista dijo que Sarney debe pedir licencia en el Senado hasta que se aclare su situación.
El Partido de los Trabajadores (PT), del jefe de Estado brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se distanció de su fundador y pidió ayer que el presidente del Senado, José Sarney, sea separado de su cargo para ser procesado por presunta corrupción.
La posición del PT fue comunicada por el jefe de la bancada del partido en el Senado, Aloizio Mercadante, tras nuevas denuncias, en este caso apoyadas con grabaciones telefónicas, que implican a Sarney en un supuesto tráfico de influencias.
“Es grave esa nueva denuncia, porque hay indicios concretos de la participación de Sarney” en el nombramiento del novio de una de sus nietas para un cargo administrativo en el Senado, indicó Mercadante en una nota divulgada ayer.
Según el comunicado, “el mejor camino será un pedido de licencia de la presidencia del senador José Sarney”, que, en opinión del PT, debe ser investigado por el Comité de Etica de la Cámara alta por ésta y otras denuncias, que se refieren incluso a delitos fiscales.
Por esas acusaciones, Sarney está desde hace semanas bajo el fuego de la oposición, que ha exigido su renuncia a la presidencia del Senado y también que se abra en su contra un juicio con miras a despojarle de su mandato.
Hace 15 días, a fin de contener a sectores del PT proclives a pedir la renuncia de Sarney, Lula reunió a la bancada de su partido y la instó a “defender” al presidente del Senado de lo que consideró una “maniobra política” opositora para golpear al gobierno.
El mandatario logró su objetivo y el PT dio un paso atrás, pero la falta de una posición clara en contra de Sarney generó problemas internos y algunos influyentes líderes llegaron a criticar a Lula por influir en favor de un político acusado de corrupción.
Lula volvió a respaldar a Sarney este jueves, cuando tras conocer la última denuncia declaró que “no se puede tratar todo como si fuese un crimen de pena de muerte” la acusación por nepotismo y tráfico de influencias que le hizo la oposición.
Lula afirmó que “una cosa es matar, otra cosa es robar, otra cosa es pedir empleo y otra es hacer lobby”. También dijo que todo debe investigarse “antes de ser juzgado” y se declaró en contra de que una persona sea obligada a dejar un cargo por “simples acusaciones”.
Sarney, que gobernó Brasil entre 1985 y 1990, es el más notorio dirigente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centroderecha), que a su vez es el más influyente, después del PT, en la coalición que respalda al gobierno, que depende de su apoyo para la aprobación de proyectos en el Parlamento.
Hace dos semanas, cuando se reunió con la bancada del PT, Lula llegó a alertar de que una posible renuncia o licencia de Sarney de la presidencia del Senado podría generar una “crisis muy seria” y sumir al país en la “inestabilidad”.
El Congreso brasileño se encuentra actualmente en receso y volverá a reunirse el próximo 3 de agosto, pero el PT afirmó en la nota difundida hoy que “no se opone” a retomar las actividades parlamentarias antes de esa fecha para “investigar con rigor” las denuncias contra Sarney.
El ex presidente brasileño acumula cuatro denuncias en su contra por el ejercicio de sus funciones por presunta corrupción, ocultamiento de bienes al fisco, y pagos indebidos a una fundación que lleva su nombre por parte de la petrolera estatal Petrobras. En la última denuncia está acusado de tráfico de influencias para conseguirle un empleo público al novio de su nieta, de acuerdo con transcripciones de conversaciones telefónicas con su hijo publicadas el miércoles en el influyente diario O Estado de Sao Paulo.
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