El presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, exhortó ayer al Poder Judicial de su país a liberar en los próximos días a aquellos manifestantes que todavía permanecen encarcelados por protestar contra su reelección el pasado 12 de junio. “En la medida en que ya pasó un tiempo considerable desde su arresto, esperamos que la situación de todos los acusados sobre los que no pesen graves acusaciones sea examinada rápidamente”, le escribió el mandatario al jefe del Poder Judicial, Mahmud Hachémi Chahrudi.

Según aclaró Ahmadinejad, hay que perdonarlos porque no sabían lo que hacían. “Le pido dar prueba de la máxima compasión en nombre del Islam hacia aquellos de entre nuestros ciudadanos que se encontraron inconscientemente en ese camino de protestas y liberarlos para hacer felices a sus familias con motivo del aniversario del nacimiento del imán Mahdi, que se celebra el 7 de agosto”, precisó el ultraconservador en su misiva.

El llamamiento de Ahmadinejad no fue aislado, sino que completó un buen día para algunos presos iraníes. Pocas horas antes, el propio guía supremo de la Revolución, el ayatolá Alí Jamenei, no sólo había ordenado la liberación de otros 140 detenidos por los disturbios poselectorales, sino que además emitió una orden de cerrar un centro de detención tras considerar que éste no cumplía con las normas necesarias para el respeto de los derechos de los detenidos. “Tuvimos una reunión con el fiscal de Teherán, Said Mortazavi, e inmediatamente fueron liberadas 140 personas arrestadas en los recientes acontecimientos”, explicó Kazem Jalali, miembro de una comisión parlamentaria especialmente creada para controlar la situación de los presos en el país.

Cuando faltan poco para que Ahmadinejad asuma su segundo mandato, las medidas, fuertemente reclamadas por la oposición desde hace semanas, fueron vistas por algunos sectores del régimen como gestos tendientes a relajar las tensiones. Sin embargo, ello no es seguro, ya que el mismo día que se conocieron las liberaciones el gobierno también le negó a Mir Hosein Musavi y Mehdi Karubi, los dos principales candidatos opositores, el permiso para realizar una marcha de silencio en honor de las víctimas fatales de los disturbios. “No se dio autorización alguna a esos grupos y personas que no respetan la ley, que no reconocen su derrota y no aceptan el voto de la mayoría”, declaró a la agencia oficial FARS el director político del Ministerio del Interior, Mahmud Abaszadeh Meshkini.

En las primeras semanas posteriores a los disturbios, que dejaron 20 o 30 muertos, de acuerdo con el oficialismo y la oposición, respectivamente, y que constituyeron las mayores protestas que se vivieron en la República Islámica desde su fundación, en 1979, las autoridades del régimen de Teherán admitieron entre mil y dos mil arrestos.

Actualmente, se estima que alrededor de 200 personas permanecen detenidas y, de acuerdo con las órdenes recibidas por el jefe del Poder Judicial, la mayoría de ellas podría recuperar su libertad para festejar, según marca el calendario islámico, el nacimiento del imán Mahdi, figura central del islamismo chiíta, mayoritario en el país persa.