EL MUNDO › DESPUéS DE QUE VENEZUELA ROMPIERA RELACIONES
Los empresarios colombianos pidieron ayer bajar la tensión en el conflicto con Venezuela. “Esto es gravísimo para el sector”, se quejó Tulio Zuluaga, presidente de la asociación de autopartistas. Su colega de la industria de la carne, José Félix Lafaurie, exigió prudencia a los dos gobiernos. “No se puede seguir siendo un instrumento de retaliación política”, reclamó el hombre que representó, el año pasado, más de mil millones de dólares de exportaciones a Venezuela. Pero aun bajo el acoso de su empresariado, el presidente Alvaro Uribe redobló ayer la apuesta contra el gobierno de Hugo Chávez. Desde Costa Rica, donde participa de la cumbre regional de Tuxtla, el mandatario aseguró que había presentado las pruebas sobre el armamento venezolano en manos de las FARC a principios de junio pasado, pero Caracas lo ignoró.
Tanto la oposición como el gobierno colombiano alertaron ayer que si Chávez cumple con su palabra y congela el comercio y las inversiones con Bogotá, el golpe económico será fuerte. “Nos preocupa el comercio porque Venezuela es muy importante como socio”, aseguró, intentando mantener un tono relajado, el ministro de Comercio colombiano, Luis Guillermo Plata. Venezuela es el segundo socio comercial, después de Estados Unidos. Muchos de los productos primarios van al país vecino, ya que no pueden competir con los productos agrícolas y ganaderos subvencionados norteamericanos.
“Tenemos un comercio robusto que cada año crece más –señaló el ministro y advirtió– hacia una relación de interdependencia.” El comercio bilateral llegó el año pasado a superar los 7200 millones de dólares, con una balanza de 6000 millones a favor de Colombia. Sin embargo, Plata confía en que el impacto sobre la economía de Venezuela sería tan importante como el de la colombiana. “No sería fácil para Colombia buscar mercados alternos, pero tampoco sería fácil para Venezuela buscar proveedores de la noche a la mañana. Vamos a ver cómo se dan las cosas”, señaló.
Desde la oposición colombiana también están preocupados, pero con la diplomacia de Uribe. El ex presidente Ernesto Samper culpó al mandatario de incendiar la relación bilateral con Venezuela con las constantes denuncias irresueltas y la instalación de bases militares estadounidenses en el territorio nacional. “La política de defensa absorbió la política internacional. Los hechos militares y los que tienen que ver con la seguridad democrática están determinando la política internacional”, criticó el dirigente liberal. Su sugerencia es llamar en consulta a la embajadora colombiana en Caracas, María Luisa Chiappe, y diseñar una nueva diplomacia, conciliadora y moderada, para relanzar la relación con el país vecino, al que los une no sólo un caudaloso comercio, sino también miles de inmigrantes y cientos de años de cultura compartida. “Nosotros en Colombia tenemos que entender que los problemas que les estamos generando a los países vecinos con el tema del orden público trasladado a las fronteras se deben manejar con diplomacia, tacto y comprensión”, aseguró.
Ayer, desde Costa Rica, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, también llamó al diálogo y a la moderación. “En ningún caso se deben tomar medidas que afectarían a mucha gente. Estamos hablando de una relación comercial y económica que no es menor y de gente que va y viene entre los dos países”, señaló Insulza. Chávez dio el principal paso al anunciar que, por ahora, no hay planes para cerrar la frontera, una de las alternativas que había planteado anteayer.
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