EL MUNDO › UN EX VICEPRESIDENTE ACUSADO DIJO QUE ESTA ARREPENTIDO Y QUE NO HUBO FRAUDE ELECTORAL
El régimen empezó un juicio masivo contra cien líderes, periodistas y abogados moderados, que participaron de las protestas contra los resultados de la última elección presidencial. El juicio va por TV y fue muy promocionado.
La República Islámica iraní volvió a demostrar ayer que no retrocederá ante los cuestionamientos de los reformistas. Ayer, cinco días después de la represión en un cementerio, el régimen empezó un juicio masivo contra cien líderes, periodistas y abogados moderados, que participaron de las protestas contra los resultados de la última elección presidencial. El proceso, televisado y promocionado desde hace días, contó con una apertura explosiva. El ex vicepresidente del reformista Mohamad Jatami, Mohamad Ali Abtahi, el acusado de mayor perfil político del grupo, se declaró, para sorpresa de todos, “arrepentido”. “Les digo a todos los amigos que nos escuchan que la cuestión del fraude en Irán es una mentira que surgió para provocar desórdenes, de manera que Irán parezca como Afganistán e Irak”, aseguró Abtahi. El dirigente reformista enfrentaba penas desde cinco años de cárcel por agresión a las fuerzas públicas hasta condena de muerte, si se probaba que había actuado como un mohareb (enemigo de Dios).
Como la mayoría de los moderados que se presentaron ante el tribunal revolucionario iraní ayer, Abtahi hace cerca de un mes que está preso.
Al momento de su detención, el ex presidente era uno de los principales consejeros del candidato reformista Mehdi Karubi, quien al igual que su colega, Mir Hossein Musavi, había cuestionado los resultados electorales que le dieron la reelección al presidente Mahmud Ahmadinejad. Ayer Abtahi recapacitó y no dudó en hundir con él a sus antiguos aliados. “Cometí un error al participar en las concentraciones, pero Karubi me dijo que no podíamos llamar a manifestar con resultados tan bajos, y que era mejor bajar nosotros mismos a la calle para manifestarnos”, señaló ante los jueces.
Según explicó, el plan era causar caos para derribar al régimen islámico. “Si hubiésemos triunfado, no quedaría ni el nombre ni el rastro de la Revolución Islámica”, sentenció. “Musavi probablemente no conocía el país, pero el ex presidente Jatami, a pesar del respeto que le debo, conocía perfectamente la situación. Conocía la potencia del líder (supremo, Ali Jamenei), pero se juntó con Musavi y eso fue una traición”, agregó el también miembro del clero.
Antes de terminar su testimonio adelantó que no es el único “arrepentido”. La televisión iraní informó que se trataría de los otros dirigentes reformistas de renombre entre el centenar de acusados, el también ex vicepresidente, Mohsen Safai-Farahani, el ex ministro de Industria Behzad Nabavi y el ex ministro del Interior Mostafa Tajzadeh.
Los testimonios de algunos de estos dirigentes hacían acordar los de los manifestantes que salían en la televisión pública en los días de las revueltas populares con la cara tapada, culpando a la “manipulación de las potencias occidentales”, que los habían confundido y convencido de salir a marchar en contra de su República Islámica.
Lo cierto es que a pesar de los testimonios de los “arrepentidos”, la imagen del juicio masivo era impactante. Desde la revolución islámica en 1979, es la primera vez que decenas de funcionarios son sometidos a proceso en Irán. Todos son acusados de participar o promocionar las manifestaciones, que marcaron el ritmo de la capital iraní, Teherán, durante las dos semanas posteriores a las elecciones presidenciales del 12 de junio pasado.
La oposición en masa denunció fraude y exigió la repetición de los comicios, a lo que el gobierno y los sectores más conservadores del régimen contestaron con represión indiscriminada, 26 muertos, cientos de heridos y unos dos mil detenidos. La mayoría fueron liberados, a pedido de los dirigentes reformistas, pero un pequeño núcleo quedó tras las rejas para enfrentar a los tribunales revolucionarios.
Ayer el vice fiscal del tribunal revolucionario de Teherán, Abdolerza Mohebati, acusó al centenar de procesados de atacar con armas blancas y armas de fuego a los centros militares, a los edificios públicos y asistir a la destrucción de bienes públicos. También los responsabilizó de crear un clima de terror entre los ciudadanos, tener relaciones con los grupos de oposición más radicales como el grupo de los “mujahedin del pueblo” y preparar informes para los medios extranjeros.
Musavi fue el primero en reaccionar ayer. Rechazó las acusaciones y aseguró que ni él ni el movimiento popular que cuestionó las elecciones tienen un vínculo con las potencias occidentales. Su aliado en esta cruzada, el ex presidente Rafsanjani, le pidió nuevamente al gobierno trabajar para recuperar la confianza deteriorada.
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