EL MUNDO › EL CONGRESO DE EE.UU. CONFIRMO A LA CANDIDATA LATINA DE OBAMA
Para la comunidad latina, Sonia Sotomayor representa el “sueño americano” porque es una hija de inmigrantes pobres de Puerto Rico e instalados en el Bronx, que llegó a graduarse en Yale y Princeton.
La jueza Sonia Sotomayor sobrevivió a la munición republicana en las audiencias de confirmación y ayer fue ratificada por el Senado como la primera hispana en la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Sin perder un minuto, Barack Obama festejó. “Estoy profundamente agradecido”, expresó el mandatario al enterarse de la noticia. “Sotomayor cuenta con el intelecto, temperamento, historial e independencia necesarios para el cargo”, agregó desde la Casa Blanca.
Obama había propuesto a Sotomayor. Los votos, dada la mayoría demócrata en la Cámara alta, no representaron ningún problema: 68 a favor, 31 en contra. Sin embargo, al momento de alzar la mano para votar, el color partidario fue una frontera que se impuso por sobre los antecedentes de la candidata y que casi no se logró traspasar. Todos los demócratas lo hicieron a su favor. Tan sólo nueve republicanos se animaron a apoyarla. Para gran parte de la comunidad latina, la candidata representa el “sueño americano” porque es una hija de inmigrantes pobres llegados de Puerto Rico e instalados en el Bronx, que llegó a graduarse en Yale y Princeton. Para los hispanos estadounidenses, su llegada a la Corte conlleva una carga simbólica similar a lo que representa para los negros la llegada de Obama a la Casa Blanca. Sin embargo, su confirmación fue resistida por los republicanos.
El argumento público más esgrimido por éstos fue que la jueza no sería capaz de dejar a un lado sus puntos de vista personales al momento de tomar decisiones en la Corte. Y su punto de apoyo fueron las propias palabras de Sotomayor. La magistrada había dicho, en una conferencia en el 2001, que, según ella, una “mujer latina sabia” estaría eventualmente mejor capacitada que un “hombre blanco” para tomar decisiones judiciales. Ello, según Sotomayor, en razón de su pertenencia a una minoría y la riqueza de las experiencias que se derivan de ese hecho.
Los republicanos pusieron el grito en el cielo. Y en el Capitolio. “El sector judicial debe mantenerse imparcial”, clamó hace dos semanas Chuck Grassley, senador republicano por Iowa. “Este país está fundado sobre el principio de que la Justicia es la misma para todos. La señora Sotomayor no nos garantiza eso”, había dicho. En su defensa, la nominada de Obama afirmó que sus palabras habían sido sacadas de contexto y que, como eventual jueza de la Corte Suprema, lo único que guiaría sus decisiones sería la más pura fidelidad a la ley.
Pero más allá de los dichos de la jueza sobre las minorías, en Estados Unidos, al momento de considerar una candidatura para la Corte Suprema, la posición sobre el aborto parte aguas. Interrogada sobre este punto durante las audiencias de confirmación, Sotomayor esquivó los dardos republicanos y se limitó a contestar que su función no consistiría en dar su opinión personal al momento de fallar, sino tan sólo ajustarse a la jurisprudencia. Pero los demócratas están confiados de que su presencia en la Corte, dividida cuatro a cuatro en este tema, garantiza, por ajustada mayoría, que el aborto siga siendo legal en Estados Unidos.
Otra espina para los republicanos, según diversos medios locales, fue que Sotomayor no es precisamente una de las más férreas defensoras del derecho a portar armas, derecho consagrado en la segunda enmienda de la Constitución estadounidense y tema preciado tanto para los políticos republicanos como para uno de los grupos que mayor cantidad de dinero ponen para ese partido, la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés). En este punto, la candidata ratificó su postura: llegado el caso, “es un derecho, pero no uno fundamental”, por lo que ciertas restricciones impuestas por los gobiernos estaduales podrían considerarse como legales.
Al momento de anunciar su nominación, Robert Gibbs, vocero presidencial, había dicho que, precisamente respecto a ese tema, “la jueza Sotomayor comparte en buena medida la interpretación de la Constitución de Obama”. En sus más de 200 años de historia, la máxima instancia judicial de Estados Unidos tuvo más de 110 magistrados. Salvo dos negros y dos mujeres, el resto fueron todos varones, blancos y, en su práctica totalidad, protestantes.
Por eso para Karen O’Connor, profesora de Ciencia Política en la American University, la confirmación de Sotomayor en tanto mujer, católica, pero sobre todo hispana, fue histórica. “Es algo importantísimo para la comunidad hispana, porque la jueza Sotomayor servirá de ejemplo y de prueba de que los hispanos pueden tener éxito en nuestra sociedad. Su origen, más que su género, dominó en el radar político”, estimó la abogada.
Según O’Connor, además, los republicanos pagarán un alto costo político en los comicios legislativos de 2010 por haberse opuesto a su designación. “No tengo dudas de que los hispanos se acordarán de quiénes votaron en contra”, estimó la profesora.
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