Los presidentes de Brasil y Estados Unidos en 1971, Emilio Garrastazú Médici y Richard Nixon, coincidieron en el propósito de contribuir al derrocamiento de sus colegas de Chile y Cuba, Salvador Allende y Fidel Castro, según documentos inéditos y difundidos ayer. “Brasil está trabajando” en el derrocamiento de Allende, dijo el entonces dictador brasileño a Nixon el 9 de diciembre de 1971, en una reunión en la Casa Blanca de la que también participó el asesor en temas de seguridad nacional del presidente estadounidense, Henry Kissinger. Nixon había preguntado a Garrastazú si sabía si los militares chilenos estaban dispuestos a colaborar en un golpe contra Allende, de acuerdo con un documento del gobierno estadounidense recién desclasificado. Nixon le comentó que podía enviar dinero o “alguna otra ayuda” a grupos de conspiradores chilenos. Dos años después, militares chilenos apoyados por la CIA derrocaban a Allende.