EL MUNDO › BRASIL CONTRIBUYó AL FRAUDE ELECTORAL EN URUGUAY EN 1971
Según surge de un memorándum desclasificado titulado “Top Secret Conversation”, Kissinger le dijo al premier británico Heath que “nuestra posición es apoyar a Brasil. Los brasileños ayudaron a arreglar las elecciones uruguayas”.
A medida que salen a la luz los archivos de la CIA, el rol que jugó la dictadura brasileña (1964-1985) en Sudamérica para instaurar regímenes afines se hace cada vez más evidente. Según surge de un memorándum desclasificado titulado “Top Secret Conversation”, Brasil contribuyó al fraude electoral que llevó al poder en 1971 en Uruguay al dictador Juan María Bordaberry. “Es la primera vez que se confirma la colaboración de Brasil en la instrumentación del fraude electoral”, señaló el ex senador del Partido Nacional (PN) Juan Raúl Ferreira, hijo del entonces candidato presidencial por el mismo partido, Wilson Ferreira Aldunate.
El memo fue divulgado por el National Security Archive, organización de investigaciones sobre documentación oficial y políticas de seguridad nacional en Washington. La escena descripta en el texto transcurre en Londres el 20 de diciembre de 1971, apenas un mes después del triunfo de Bordaberry. La reunión involucró a tres hombres: el por entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon; su secretario de Estado, Henry Kissinger, y el por entonces premier británico, Edward Heath. Nixon habla sobre el rol de Brasil en Sudamérica y se lo dice a Heath: “Nuestra posición es que apoyar a Brasil es la clave para el futuro. Los brasileños ayudaron a arreglar las elecciones uruguayas. Hay fuerzas trabajando que nosotros no desalentaremos”.
Según se desprende del mismo documento, unos días antes, el 9 de diciembre del mismo año, Nixon había mantenido una reunión con el dictador brasileño Emilio Garrastazú Médici. En ese encuentro, Médici le habría confirmado al norteamericano que el trabajo se había hecho. El candidato derrotado dijo en ese momento que él había sido el más votado y denunció un fraude que nunca fue atendido. Las urnas se guardaron y se concedió la victoria al Partido Colorado. “Para mí es una cosa muy removedora. No quiero que se plantee en tono de revanchismo, pero me gratifica porque es el único episodio de la vida pública de Wilson que había dejado un interrogante, porque aún persisten los que hablan de que fue un recurso de mal perdedor el hablar de fraude”, expresó el hijo del candidato del Partido Blanco. “Esto es una reivindicación histórica y un respaldo moral para un rumbo a seguir, el de Wilson”, agregó Ferreira en declaraciones a la prensa local de Montevideo.
Después de asumir con fraude en esas elecciones de 1971, Bordaberry disolvió el Congreso en 1973 y dio inicio a una dictadura que él mismo dirigió, apoyado por los militares hasta 1976. En esa fecha, los mismos uniformados lo derrocaron y prolongaron el régimen de facto casi diez años más.
Hoy Bordaberry está preso en su país, procesado por violaciones a los derechos humanos y la semana pasada la Fiscalía pidió 45 años de prisión para el ex dictador. Su hijo, Pedro Bordaberry, es el candidato del Partido Colorado para las elecciones nacionales del próximo 25 de octubre, en las que además de presidente los uruguayos se pronunciarán sobre la revocatoria de una ley que amnistió a los militares por las violaciones a los derechos humanos en ese período.
Las elecciones de 1971, además, fueron las primeras a las que se presentó el por entonces incipiente Frente Amplio (FA) con su líder histórico, Líber Seregni, como candidato. Pero según el periódico uruguayo La República, si Seregni llegaba a ganar, la dictadura de Brasilia tenía incluso un plan preparado para invadir la Banda Oriental titulado “30 horas”.
El “Top Secret Conversation” menciona, a su vez, la preocupación entre algunos militares brasileños de que ellos tendrían que encargarse de la parte operativa de esta clase de iniciativas. Concretamente, el general Vicente Dale Coutinho se habría quejado de que “Estados Unidos obviamente desea que Brasil haga todo el trabajo sucio en la región sudamericana”.
Según revelaron otros documentos de la misma época desclasificados la semana pasada, Estados Unidos y Brasil discutieron esfuerzos para coordinar intervenciones clandestinas contra los gobiernos de izquierda en Chile, Cuba, Paraguay y Perú, con el objetivo de evitar el surgimiento de “nuevos Allendes y Castros” en la región.
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