EL MUNDO › DESPUéS DE 50 AñOS, LA OPOSICIóN DE CENTRO LES GANó A LOS CONSERVADORES LIDERADOS POR TARO ASO
De la mano de un ambicioso programa de cambio social, el Partido Demócrata de Japón (PDJ), encabezado por Yukio Hatoyama, desbancó al Partido Liberal Demócrata (PLD). Hatoyama predica una visión de una nación más autónoma respecto de Washington.
Y un día, después de 50 años, la oposición ganó las elecciones en Japón. De la mano de un ambicioso programa de cambio social, el centrista Partido Demócrata de Japón (PDJ), liderado por Yukio Hatoyama, desbancó al conservador Partido Liberal Demócrata (PLD) del primer ministro Taro Aso, que rigió de manera prácticamente ininterrumpida los destinos del país asiático desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El fin de la hegemonía liberal, en los números, fue contundente: según los primeros resultados emitidos pasada la medianoche nipona de ayer, el PDJ obtendría entre 298 y 329 escaños de los 480 de la Cámara de Diputados, mientras que los liberales apenas lograrían entre 84 y 131 bancas. Hatoyama, de 62 años, rico heredero de una dinastía de políticos comparada a menudo con los Kennedy, será nombrado primer ministro por el Parlamento dentro de unas dos semanas. “El principal desafío será convertir este resultado en una victoria del pueblo”, afirmó el candidato triunfante.
Del lado de los perdedores, la aceptación de la derrota y la asunción de las consecuencias fueron fieles al estilo japonés: inmediata y contundente. “Asumo mi responsabilidad y voy a dimitir”, afirmó el primer ministro Taro Aso apenas se conocían los primeros boca de urna. “Como simple miembro, debo dedicarme a luchar por la renovación del partido”, agregó.
Su partido, salvo un lapso de diez meses entre 1993 y 1994, no sabe lo que es ser oposición. Según analistas locales, la apuesta por el cambio de los japoneses es también un voto castigo por los excesos de la política liberal aplicada por el PLD en los últimos años, a la que se suele señalar como una de las responsables de las crecientes desigualdades sociales, del desempleo y de la precariedad. “Asistimos a una transformación radical de la vida política japonesa”, estimó Hideo Otake, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Doshita.
Y es que, por contraposición a la ortodoxia en materia económica que fue el dogma de la economía nipona en los últimos años, el PDJ asegura que quiere poner su política “al servicio de la vida de la gente”. Ello, según los flamantes ganadores, se lograría con un programa muy amplio de subsidios, tanto para las pensiones de vejez como para las familias y los más desfavorecidos. Partidario de reactivar la economía a través de fuertes incentivos al consumo, Hatoyama prometió concretar este clase de anuncios con medidas como la gratuidad parcial de la enseñanza, ayudas económicas directas a las familias por nacimientos y la supresión de los peajes en las autopistas.
Pero reactivar los motores de la segunda economía mundial no será fácil. “El PDJ se verá confrontado al problema del endeudamiento de Japón, equivalente a un 170 por ciento de su Producto Bruto Interno”, advirtió Tahiro Yamamoto, profesor de la Universidad de Tokio. “El envejecimiento de la población lo agrava todo: de 128 millones, en 2050 podríamos ser unos 100 millones, lo que reduciría los aportes al sistema de manera significativa”, agregó el académico.
A nivel diplomático, la apuesta, al menos en potencia, es grande. Hatoyama suele predicar la visión de un Japón más autónomo respecto de Washington, y ello en el marco de una relación bilateral en la que, desde las bombas de Hiroshima y Nagasaki, según manda la Constitución, los norteamericanos son los responsables principales de defender la integridad territorial de las islas japonesas. “No es deseable una política de seguridad nacional que mantenga a Japón en una posición subordinada respecto de Estados Unidos”, declaró Hatoyama en el último mes de febrero.
Con esa frase en mente y con reflejos instantáneos, la Casa Blanca no demoró sino minutos en estrecharle la mano al candidato ganador. “El presidente Barack Obama espera una alianza fuerte con el nuevo primer ministro”, señaló ayer Ian Kelly, vocero del Departamento de Estado. “Fue una elección histórica en una de las principales democracias del mundo”, elogió el funcionario. Y concluyó: “La alianza entre Estados Unidos y Japón es la clave para la búsqueda de la paz y la estabilidad en la región del Pacífico asiático. Esperamos realizar consultas estrechas y tempranas con el nuevo gobierno en una amplia gama de retos y oportunidades globales”.
El PDJ, que ya tenía mayoría en el Senado gracias al apoyo de otros dos partidos de la oposición, detentará ahora una mayoría absoluta en la Cámara baja. La vía para emprender su programa de reformas está abierta. El otrora todopoderoso PLD se prepara para vestir sus nuevos ropajes de oposición. No obstante, en Japón, como en casi todas partes, la política es cuestión de ciclos. Hace más de medio siglo, en 1954, el abuelo paterno de Hatoyama se hizo con el gobierno que dirigía Shigeru Yoshida (PLD, 1946-1947 y 1948-1954), abuelo de Aso. La batalla vuelve a comenzar.
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