Desde Medellín

“¡Pasó! ¡Pasó!” Gritaron los uribistas pasada la medianoche del martes. Ninguno ocultó la alegría por el triunfo legislativo del año: el referendo reeleccionista fue aprobado en la Cámara de Representantes tras tres días de debate que sumaron casi treinta horas. Ahora sí, por lo menos desde el Congreso, el presidente Alvaro Uribe tiene el camino abierto para continuar en el poder por otros cuatro años. Después de la firma del mismo Uribe para sancionar la ley, falta que la Corte Suprema de Justicia dé su aprobación y –lo más difícil– que siete millones de colombianos vayan a las urnas y la mayoría marque sí. Si lo consigue, serán doce años de gobierno, lo que para sus contradictores es el fin de la democracia en Colombia.

Por ahora, todo es alegría en el gobierno. Ni la influenza A H1N1 que se incuba en el cuerpo del jefe de Estado y otros altos funcionarios impide la celebración. Abrazos, saltos y carcajadas son lo común desde la noche del martes. Sin duda, se trata de una de las más dulces victorias del oficialismo. La mayoría parlamentaria de Uribe aplastó a la oposición con 85 votos a favor del proyecto que busca modificar la Constitución nacional, por segunda vez, para favorecer las intenciones reeleccionistas del primer mandatario.

De otro lado, la noche de la aprobación resulta histórica por darse en un abierto clima de sospecha de corrupción. Las denuncias por compra de votos y oferta de prebendas a cambio de apoyar el referendo no fueron pocas, pero los uribistas hicieron oídos sordos y se mantuvieron en su pacto para pasar la ley.

Sólo cinco representantes votaron en contra. “Si ésta es la democracia radical que defiende el gobierno, una donde él mismo persigue a los legisladores hasta en el baño para comprar su voto, no quiero participar”, dijo el liberal Guillermo Rivera, quien le contó Página/12 que se siente “frustrado” por el resultado y la manera como se tramitó este referendo que copió del primero la estrategia parlamentaria: el carrusel. Aliados, los uribistas se habilitaron unos a otros para votar, aun cuando ellos mismos se declaraban impedidos por un conflicto de intereses. Por ello, el también liberal Rafael Pardo radicó una demanda ante la Fiscalía la semana pasada.

“Es frustrante porque tenemos argumentos y razones de ley para verificar que el referendo es ilegal”, dijo Rivera, quien junto a los representantes del Polo Democrático se ocupó en señalar las múltiples irregularidades del proyecto. Para empezar, según el político, “el Congreso no debió darle trámite a ese proyecto porque claramente no cumplió el requisito del aval de la financiación”. Todavía no se explica cómo fue que lograron un millón y medio de dólares para conseguir firmas y radicar el proyecto, por lo cual 86 representantes, los mismos que aprobaron la ley, están siendo investigados por la Corte Suprema de Justicia.

El escenario político nacional del referendo es tan agitado que el mismo día de la votación se dictaron cuatro órdenes de captura contra parlamentarios. Una para el senador Alirio Villamizar, a quien investigan por aceptar notarías y dinero de manos del gobierno a cambio de votar sí por el referendo cuando el trámite pasó por el Senado, hace tres semanas. En su casa fueron hallados, en efectivo y moneda colombiana, unos 500 mil dólares, cuyo origen no pudo explicar.

Si lo encuentran culpable, Villamizar será condenado como Yidis Medina y Teodolindo Avendaño, quienes vendieron su voto para el primer referendo y se pusieron al descubierto con la confesión de la mujer que, molesta porque Uribe no le cumplió con el prometido botín, lo denunció todo a un noticiero de televisión. ¿Cuántos Yidis y Teos hay? era la pregunta de la oposición en las carteleras que exhibió el capitolio durante los debates. Pero los uribistas no se molestaron con los interrogantes. Como acordaron, dieron todo por la reelección. “Con eso no sólo aseguran sus puestos políticos sino los cargos burocráticos de sus familiares y amigos”, dijo un parlamentario de la oposición que pidió no ser identificado. Los parlamentarios que votaron en contra de la reforma no se cansaban de señalar que ese mismo día dos representantes que votarían por el sí esa noche estaban tras las rejas porque en la mañana se ordenó su captura.

“Eso es decepcionante y muestra la clase de Congreso que tiene este país. Que a la mayoría de la Cámara los argumentos legales les importe poco es muestra de una debilidad institucional, es deprimente”, expresó Guillermo Rivera a este diario.

En los próximos meses, el novelón del referendo sigue su desarrollo. Falta que las múltiples demandas contra los congresistas que votaron el referendo se resuelvan, y que la Corte Suprema de Justicia considere las razones que la oposición expone como inconstitucionales para llevar el referendo a las urnas. Además, Uribe está obligado de una vez por todas a salir de la que él llama “encrucijada en el alma”, que no le ha permitido aclarar al pueblo si quiere ser presidente nuevamente en 2010. Según la ley de garantías electorales, antes del 30 de noviembre el presidente debe anunciar su candidatura. Las elecciones serán en mayo de 2010, pero del referendo, de ser aprobado en la Corte, no sabe cuándo saldrá a las calles.