EL MUNDO › EE.UU. INVESTIGARá LAS DENUNCIAS DE DESCONTROL Y VEJACIONES
Los agentes privados contratados para vigilar la embajada norteamericana en Afganistán son acusados de indisciplina. Según los testimonios, los supervisores son descriptos como “depravados sexuales totalmente desbocados”.
› Por David Usborne *
El Departamento de Estado norteamericano abrirá una investigación sobre la falta de disciplina de los guardias privados de seguridad contratados para vigilar la Embajada de Estados Unidos en Afganistán: según los informes recibidos, éstos trabajarían en un ambiente digno del Señor de las moscas con vejaciones y humillaciones masivas.
La denuncia señala que el ambiente de trabajo de los guardias se caracteriza por fiestas descontroladas varias noches por semana regadas con decenas de litros de vodka, humillaciones de todo tipo a empleados locales bajo amenazas de despido y miembros del staff bailando semidesnudos alrededor de fogatas.
Los detalles son precisos: según un testigo anónimo citado en el informe, los guardias, en tanga, se echaban vodka por las espaldas para luego lamérselo de sus traseros mientras éste se derramaba. A su vez, habrían forzado a empleados afganos subcontratados a prácticas “contrarias a sus creencias religiosas islámicas”.
El cuadro de situación fue trazado por una organización encargada de supervisar las actividades del gobierno federal, The Project on Government Oversight (Pogo), a partir de testimonios e imágenes enviadas por e-mail por los propios guardias. El documento ya se encuentra en el despacho de la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Algunos e-mails denuncian, a su vez, “privaciones de sueño y sobreexplotación laboral” y describen a los supervisores como “depravados sexuales totalmente desbocados”.
Según Ian Kelly, vocero del Departamento de Estado, Clinton tiene una política de “tolerancia cero” con la clase de conducta descripta en el informe. “La secretaria de Estado ordenó una revisión de todo el sistema. Estas son acusaciones muy serias y les daremos el tratamiento que se merecen”, aseguró Kelly.
La empresa contratada por el gobierno para proveer los guardias se llama Armorgroup y, recientemente, el Departamento de Estado le renovó el contrato por cinco años a razón de 189 millones de dólares. Ello, a pesar de numerosas críticas hechas por diferentes subcomités del Senado que comentaban con dureza los procedimientos de la empresa. En uno de los informes se llegaba a señalar que algunos de los guardias tenían un nivel de inglés tan bajo que tenían problemas para entender las órdenes de sus superiores y tenían que comunicarse con señas.
Las revelaciones desataron ayer toda una serie de titulares en la prensa local estadounidense con un título en común: “Los guardias se volvieron locos”. El informe llega en momentos en que el gobierno de Washington se encuentra bajo fuertes críticas por la liberalidad con la que delega y terceriza tareas de seguridad en el extranjero a todo tipo de empresas privadas. La más famosa de ellas es Xe Services, ex Blackwater, a la cual el gobierno de Irak le prohibió volver a operar en su territorio.
Según sus críticos, la política de subcontratar tareas de seguridad con empresas privadas dificulta enormemente la cadena de responsabilidades y la rendición de cuentas. Un estudio hecho esta semana por el Servicio de Investigaciones del Congreso señaló que, actualmente, el 57 por ciento de todas las actividades realizadas por Estados Unidos en Afganistán están a cargo de empresas privadas prestadoras de servicios. El número es el más alto de la historia.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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