EL MUNDO › ESTUVO EN TEHERAN PARA REAFIRMAR SU ALIANZA ANTIIMPERIALISTA CON AHMEDINEJAD
El presidente venezolano aprovechó su octava visita a Irán para cerrar acuerdos con el fin de construir dos plantas de etanol, viviendas, empresas navieras y plantas de ensamblaje de vehículos.
Se fundieron en un abrazo, como dos grandes amigos. Hugo Chávez y su par iraní, Mahmud Ahmadinejad, se volvieron a encontrar ayer en Teherán en la octava visita de Estado que realiza el mandatario venezolano al país persa. “Irán y Venezuela comparten la importante misión de ayudar a las naciones revolucionarias oprimidas y de extender el frente antiimperialista a lo largo del planeta”, aseguró un alegre Ahmadinejad. Chávez, aún más sonriente que su anfitrión, celebró nuevamente la tenacidad demostrada por Irán con su programa de energía nuclear y su resistencia a las presiones de las potencias occidentales. Y antes de pasar a las cuestiones bilaterales lanzó una idea, que debe haber incomodado a más de uno en Washington. “No existe prueba alguna de que Irán construya una bomba... Pronto nos acusarán a nosotros también de construir una bomba. Podríamos construir una zona nuclear con la ayuda de Irán”, sugirió el mandatario venezolano.
Cada vez que se encuentran, los dos enemigos acérrimos del imperialismo norteamericano intentan llevar su alianza un paso más adelante. Ya tienen proyectos de cooperación petrolera, acuerdos de transferencia tecnológica y hasta firmaron la creación de un banco binacional, que aún existe sólo en los papeles. Ahora el próximo sería la cooperación nuclear. “Venezuela e Irán no tienen cooperación en materia nuclear en este momento; podrían tenerla en el futuro. En Venezuela hace 40 o 50 años se construyó un reactor nuclear que nunca se puso en funcionamiento”, explicó el embajador venezolano en Teherán, David Velázquez Carballo. El diplomático hizo el comentario a la prensa iraní un día antes de que llegara Chávez.
El presidente venezolano también aprovechará su octava visita a Teherán para cerrar acuerdos para construir dos plantas de etanol, decenas de viviendas en el lago de Maracaibo, empresas navieras e incluso plantas de ensamblaje de autos y tractores en territorio venezolano, con financiamiento iraní. Firmarán cientos de documentos, convenios, acuerdos y cartas de entendimiento, pero el verdadero interés de los dos mandatarios es mostrar al mundo que su alianza crece.
Lo primero que hizo Chávez, después de abrazar y saludar a su anfitrión, fue charlar con el nuevo gabinete de Ahmadinejad. Algunos de sus ministros fueron cuestionados por el sector más conservador de la Revolución Islámica y otros por la comunidad internacional, con Argentina a la cabeza. El nuevo ministro de Defensa, Ahmid Vahidi, es uno de los ciudadanos iraníes procesados por la Justicia argentina en la causa AMIA. Pero de todas maneras y para demostrar su apoyo incondicional al presidente iraní, Chávez estrechó la mano de cada ministro y se quedó conversando unos minutos con cada uno.
“Han acabado aquellos tiempos en que los poderes arrogantes podían influir en las naciones revolucionarias”, sentenció, triunfante, el presidente venezolano en su discurso de bienvenida, escoltado por Ahmadinejad y el resto de su gobierno. Chávez se quedará todo el fin de semana en Irán y continuará viaje a Belarús, Turkmenistán, Rusia, y cerrará su gira internacional en España.
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