EL MUNDO › REVELACIONES SOBRE LA LIBERACION DEL AGENTE LIBIO
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
El ministro de Justicia, Jack Straw, admitió que los contratos petroleros en Libia jugaron un papel fundamental en la liberación del único condenado por el atentado de Lockerbie en 1988, el libio Abdelbaset Al-Megrahi. En una entrevista del Daily Telegraph publicada ayer, Straw admitió que había decidido quitar una exclusión de al-Megrahi de todo acuerdo para la transferencia de presos con Libia después de que British Petroleum (BP) hiciera “lobby” para que se avanzara en este acuerdo.
Cuando el matutino conservador le preguntó si el comercio y British Petroleum fueron factores fundamentales en su decisión, Straw no se anduvo con vueltas. “Sí, cumplieron un papel muy importante. Y no voy a pedir perdón por ello. Libia era un estado paria y había que traerlo nuevamente al seno de la comunidad internacional. Esto incluía el comercio y, en consecuencia, el acuerdo con BP.”
Es la primera admisión pública del gobierno laborista al respecto y no sorprende que venga de Straw. El ministro de Justicia quedó en el ojo de la tormenta con la publicación el martes de las cartas del gobierno central y la autonomía escocesa sobre el tema. En una de las cartas, Straw manifestaba que “abrumadores intereses nacionales” lo habían llevado a quitar toda mención de al-Megrahi del acuerdo por la transferencia de prisioneros. No había que ser un analista avezado para adivinar a quién se referían esos intereses, pero su decisión de admitirlo en una entrevista deja mal parado al primer ministro, Gordon Brown, que el miércoles había asegurado que no había ningún acuerdo por debajo de la mesa, petrolero o de otro tipo, para liberar a al-Megrahi.
El único consuelo para el primer ministro es que Jack Straw subrayó que había tomado su decisión sin consultarlo. Difícilmente esta aclaración modifique la posición del líder de la oposición, el conservador David Cameron, de llamar a una investigación pública sobre el tema si gana las elecciones en mayo próximo. Dos datos más debilitan la posición de Brown frente a esta bola de nieve en que se ha convertido la liberación de al-Megrahi. El The Guardian informó ayer que el 15 de octubre y el 9 de noviembre de 2007, sir Mark Allen, un ex agente del MI6 que trabaja como consultor de BP, intentó convencer a Straw de que firmara el acuerdo sobre transferencia de presos porque Libia estaba dando largas a la firma de un contrato por unos 900 millones de dólares con la petrolera. Dos meses más tarde, en enero de 2008, con el acuerdo firmado, el gobierno de Gadaffi ratificó el contrato con BP. Si Brown no sabía todo esto, se lo puede acusar de incompetencia. Si sabía, de una culpa mucho más grave, motivo de renuncia: mentir deliberadamente.
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