EL MUNDO › VAN JONES DEJA SU CARGO DE “ZAR” EN POLíTICAS MEDIOAMBIENTALES
El consejero del presidente en asuntos ecológicos apoyó a una organización que acusa al gobierno de Bush de estar implicado en los atentados del 11 de septiembre. “Fui víctima de una campaña de calumnias”, aseguró Jones.
› Por David Usborne *
La Casa Blanca se esforzaba anoche por minimizar la confusión mientras que los conservadores festejaron la renuncia de un asesor clave del presidente en política medioambiental por utilizar un lenguaje despectivo para criticar a los republicanos y luego de que trascendiera que había dado su apoyo a las teorías que señalan que los atentados del 11 de septiembre del 2001 habían sido provocados por la administración Bush.
Van Jones renunció a su cargo como “zar de los empleos verdes” (ecológicos) tras ser perseguido y difamado durante días tanto por los portavoces de la derecha, tal el caso del comentarista de la cadena de noticias Fox, Glenn Beck, como por diversos líderes republicanos en el Congreso. Los pecados que aceleraron su salida del gabinete fueron dos: por un lado, haber calificado a los republicanos de “idiotas” durante una reunión en el Congreso en la que se debatía una serie de políticas; y, por el otro, haber firmado una petición que pedía que se investigara al anterior gobierno republicano acusándolo de conocer de antemano lo que sucedería el 11 de septiembre de 2001 y no haber hecho nada.
Al momento de renunciar, Jones emitió disculpas públicas y alegó que desconocía los detalles de la petición que firmó. “Fui víctima de una campaña de calumnias”, aseguró en su discurso de despedida. Howard Dean, ex jefe del Partido Demócrata, coincidió con Jones. “Creo que fue blanco de una serie de acusaciones sin fundamento. Lo tiraron abajo injustamente. Es una pérdida para este país”, opinó Dean.
La renuncia de Jones llega en un momento complicado para la Casa Blanca. Cuando los legisladores recién están volviendo a Washington luego del receso parlamentario de verano, el propio Obama se esfuerza por afinar los últimos detalles de un discurso crucial que dará este miércoles en Capitol Hill y que será televisado a todo el país en horario central, con el que el mandatario espera reimpulsar su proyecto de reforma de salud.
En este sentido, los colaboradores más cercanos a Obama intentaban ayer volver a poner el foco de atención en la reforma de salud y dejar atrás el asunto de Jones. “Creo que este año tendremos algunas reformas muy importantes”, señaló ayer David Axelrod, asesor político del presidente. “El pueblo estadounidense quiere que saquemos este proyecto adelante, y así lo haremos”, insistió Axelrod en una entrevista con el magazine Meet the Press.
Robert Gibbs, vocero de la Casa Blanca, se sumó también al debate y aseguró que Obama daría un discurso “franco y directo”, en el que dejaría asentada su posición sobre la reforma y aclararía qué es lo que espera “como mínimo” de un eventual proyecto que el Congreso vaya a aprobar. Y es que, durante los últimos días, varios legisladores demócratas le habrían reprochado al presidente que no se estaba involucrando lo suficiente con las negociaciones en el Congreso. “Cuando Obama termine su discurso, todos tendrán perfectamente en claro cuál es su posición al respecto”, prometió Gibbs.
El objetivo de base de Obama será, cuanto menos, intentar recuperar la iniciativa en el tema. Las últimas semanas fueron sombrías para el oficialismo, con republicanos difamando la reforma de salud como una “política socialista” y acusándola de ser “una avanzada del gobierno sobre el sector privado”, e incluso con algunos demócratas susurrando por lo bajo que el presidente parecía haber perdido el eje justo cuando sus niveles de popularidad están bajando drásticamente en las encuestas.
Esto no es todo para la administración Obama. Los planes del gobierno para transmitir en las escuelas el discurso que el presidente dirigirá a los chicos en el día de su vuelta a clases ya fue defenestrado por la oposición como un intento de inculcarles a los jóvenes sus “ideas izquierdistas”. Entre los críticos a la iniciativa se cuenta Jim Greer, jefe del Partido Republicano en el estado de Florida. “Como padre de cuatro chicos, estoy absolutamente indignado de que los dólares de los contribuyentes vayan a ser utilizados para transmitir la ideología socialista de Obama”, aseguró.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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