Vie 11.09.2009

EL MUNDO  › POSITIVA RECEPCION DEL DISCURSO QUE OBAMA DIO ANTEAYER ANTE EL CAPITOLIO

Un envión para la reforma de la salud

Las palabras del mandatario norteamericano generaron apoyos al plan de cambiar el sistema sanitario. Obama dijo que no permitirá que el proyecto se postergue por las “divisiones ideológicas de siempre”. Mañana lo lanzará en Minneapolis.

› Por David Usborne *

Desde Washington

Dando señales de que había reenergizado exitosamente a los miembros de su propio partido con su discurso combativo sobre la reforma de salud durante la sesión conjunta del Congreso el miércoles, el presidente Barack Obama se dirige mañana al corazón del país para tratar de cerrar el trato con un público estadounidense todavía receloso. Hablando a un grupo de enfermeras en Washington, Obama sostuvo ayer la misma nota de urgencia que dio en el Capitolio. “Hemos hablado de este tema hasta el cansancio”, dijo. “El tiempo de hablar se acaba.” Los líderes democráticos, mientras tanto, estaban prediciendo que tendría que firmar un proyecto de ley este año.

Con la esperanza de reconstruir el impulso que se perdió el mes pasado, cuando los escandalosos foros ciudadanos y la furia de los enemigos conservadores llenaron los titulares de los diarios, Obama lanzará su plan mañana en Mi-nneapolis, en una arena deportiva que fue una de las mayores manifestaciones de su campaña presidencial el año pasado.

Mientras que el discurso de Obama fue conmovedor, fue una contribución de dos palabras de un representante de Carolina del Sur que puede haber hecho todo para unificar a los demócratas. Llegó por boca de Jeo Wilson, un republicano, quien gritó “¡Usted miente!” cuando el presidente dijo que los inmigrantes ilegales no se beneficiarían con su plan. El abucheo puede ser una práctica común en los sistemas parlamentarios, pero no en Washington.

Los gritos fueron suficientes para sacudir las arañas y la cara de Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes sentada detrás del presidente, podría haber congelado el río Potomac. “Degradó la institución”, dijo ayer el vicepresidente Joe Biden, y agregó que se sentía avergonzado por la Cámara y por un Congreso que amaba. La ruptura de la etiqueta, sin precedentes, por parte de Wilson provocó la censura de los demócratas y los republicanos por igual, y fue obligado rápidamente a emitir una disculpa por escrito. “Me dejé llevar por mis emociones”, dijo en su declaración.

Sin embargo, ayer hubo pedidos de que se disculpara personalmente con el presidente. “Se disculpó rápidamente y aprecio eso”, dijo Obama anoche. Fue una bravata que molestó especialmente a los republicanos, que se encontraron elogiados por Obama en su discurso y castigados por usar “tácticas intimidatorias” para destrozar su plan. Habló sobre las mentiras contadas sobre los llamados “paneles de la muerte”, como un ataque a Sarah Palin, la ex gobernadora de Alaska, que dijo que esos paneles decidirían en qué momento los ancianos serían abandonados a la muerte.

Dirigiéndose ayer a una reunión de enfermeras, el presidente se quejó nuevamente de todas las “falsedades que se han dicho, no sólo por los conductores de talk shows, sino por importantes políticos”. Añadió: “No permitiré que se postergue la reforma o que peligre por las divisiones ideológicas de siempre”. Mientras los líderes republicanos criticaban al presidente por un discurso que consideraban demasiado partidario, la Casa Blanca y los líderes demócratas celebraban su impacto. Los asesores también señalaron una encuesta de CNN que demostraba que entre los que miraban a Obama por televisión, sólo dos tercios decían que favorecían su plan, comparado al 53 por ciento que dijo lo mismo después de que hablara.

Pelosi insistía anoche en que Obama se impondría. “Aprobaremos la reforma del seguro de salud que funcionará para Estados Unidos”, les dijo a los reporteros. “Tengo confianza en que el presidente firmará la ley este año. Nos tomaremos todo el tiempo que sea necesario y cuando estemos listos traeremos nuestro proyecto de ley al pleno de la Cámara.”

Los republicanos no quieren ser vistos como detractores porque sí. “Los republicanos quieren la reforma”, dijo el senador John McCain. “Sabemos que el sistema está quebrado, pero estamos muy preocupados por los costos.” Sin embargo, algunos en el partido parecen más agraviados por el discurso que tranquilizados. Me pareció que su tono era demasiado combativo y creo que se comportó en una manera por debajo de su dignidad como presidente”, dijo Lindsey Graham, una senadora republicana.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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