EL MUNDO › LONDRES LOS ACUSó DE PLANEAR ATENTADOS CONTRA AVIONES
Tres islamistas británicos fueron condenados en Londres ayer a cadena perpetua porque planeaban hacer estallar varios aviones sobre el Atlántico con bombas líquidas en 2006, que el juez londinense asimiló a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
El cerebro del grupo, Abdulá Ahmed Alí, de 28 años, deberá cumplir por lo menos 40 años de su pena a cadena perpetua, mientras sus socios Tanvir Hussain y Assad Sarwar deberán pasar penas mínimas de 32 y 29 años, respectivamente. El juez del tribunal, Richard Henriques, de la corte de Woolwich, dijo que la frustrada conspiración –que intentaba hacer explotar un avión en pleno vuelo– ya se encontraba en una etapa “avanzada de desarrollo”, pudo haber provocado algo “comparable históricamente a los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001”, y que podría haber causado al menos 1500 muertos. La fiscalía argumentó durante el juicio que Alí buscaba dar a los no musulmanes “una lección que no olvidarían jamás”.
Los tres hombres fueron hallados culpables la semana pasada de haber conspirado para asesinar a miles de personas con este proyecto de atentar contra por lo menos siete aviones que partían del aeropuerto londinense de Heathrow hacia diferentes destinos en Estados Unidos y Canadá, y debían encontrarse todos al mismo tiempo por encima del Atlántico. Según la fiscalía, los hombres implicados en el complot iban a utilizar explosivos líquidos que pretendían embarcar en el avión haciéndolos pasar por bebidas energéticas para luego mezclarlos y desencadenarlos una vez a bordo. El grupo de condenados –ligado a la red Al Qaida– fue detectado y detenidos sus integrantes por la policía en el año 2006, pocos días antes de llevar a cabo su crimen, según la policía británica. La detención del grupo y la divulgación de lo que planeaban llevaron a que en todos los aeropuertos del mundo se limitara la cantidad de líquidos que los pasajeros pueden llevar en el equipaje de mano a partir de finales de este año.
Ocho hombres se sentaban en el banquillo de los acusados en este segundo juicio sobre el caso, después de que en el primero, celebrado en 2008, el jurado no lograra un veredicto sobre algunos de los acusados. Junto a los tres acusados principales, el juez condenó ayer a Umar Islam, de 31 años, a cadena perpetua con un mínimo requerido de 22 años por un cargo menor. Henriques destacó además la actuación de las fuerzas de seguridad sin la cual el complot habría tenido éxito. En la conclusión del caso, fue fundamental la investigación de los correos electrónicos de los activistas, “una fuente vital de información –explicó Henriques– que revela sin dudas que el control último de la operación radicaba en Pakistán”.
La fiscalía anunció por su parte durante el fin de semana su intención de buscar un tercer juicio contra los otros tres acusados sobre los que el jurado no logró alcanzar un veredicto en esta segunda ocasión. El complot para atentar contra los aviones fue ideado en Pakistán por hombres ligados a Al Qaida, según una fuente antiterrorista británica, y luego transmitido a Abdulá Ahmed Alí, que se encargó de formar una célula terrorista, obtener el material necesario e identificar los objetivos.
Pero la policía británica, que tenía a Alí y a sus cómplices bajo vigilancia, pudo desbaratar el plan tras la mayor operación antiterrorista de su historia, que tuvo un costo estimado en 57 millones de dólares.
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