Mié 16.09.2009

EL MUNDO  › HéROE PARA MUCHOS, EL PERIODISTA DEL “ZAPATAZO” ACUSA AL GOBIERNO DE IRAK

Libre, denunció que fue torturado

Muntazer al Zaidi, que arrojó un zapato al entonces presidente George W. Bush, dijo que había funcionarios de alto rango involucrados en su maltrato. Estados Unidos e Irak hubieran preferido una liberación más silenciosa.

› Por David Usborne y Patrick Cockburn *

El periodista que le lanzó un zapato a George Bush durante la última visita del ex presidente a Bagdad en diciembre pasado salió de prisión ayer, todavía vociferando en contra de Estados Unidos pero también contra su propia gente, al declarar que había sido torturado, golpeado y sometido a shocks eléctricos durante su cautiverio.

Muntazer al Zaidi, que originalmente fue sentenciado a tres años en prisión por el incidente, dijo en una atestada conferencia de prensa en el canal de televisión donde antes trabajaba que tenía la intención de exponer a los involucrados en su maltrato. Entre ellos, dijo, había funcionarios de seguridad iraquíes de alto rango.

Los miembros de su familia dijeron que estaban celebrando su liberación anticipada por buena conducta. “Gracias a Dios que Muntazer vio la luz del día”, dijo su hermano Uday. “Desearía que Bush pudiera ver nuestra felicidad. Cuando el presidente Bush mire hacia atrás y dé vueltas a las páginas de su vida, verá los zapatos de Muntazer al Zaidi en cada página”. Añadieron, sin embargo, que temía por su vida en Irak y se iría casi inmediatamente a Grecia. “Va a huir”, dijo Uday.

Tanto Estados Unidos como el gobierno del primer ministro Nuri al Maliki hubieran preferido una liberación más callada de Zaidi. En cambio, con sus acusaciones –que no han sido verificadas independientemente– puso el foco no sólo en las condiciones de su cautiverio sino en las continuas fallas de seguridad en Irak. “Estoy libre y mi país todavía está capturado”, dijo Zaidi en su conferencia de prensa, en una aparente referencia a su decisión de irse.

No ayudó que las escenas de la felicidad rodeando la liberación de Zaidi coincidieran con una visita sorpresa a Bagdad ayer del vicepresidente Joe Biden (ver Mirador), quien mantuvo conversaciones con Maliki. Camino a Irak, Biden cambió los planes en la base Mildenhall Royal Air Force en Suffolk. De acuerdo con Zaidi, el primer ministro Maliki no fue sincero cuando le dijo al pueblo iraquí después de su arresto que estaría bien cuidado. “En el momento en que el primer ministro Nuri al Maliki dijo por televisión que no podía dormir sin estar tranquilo por mi destino... yo estaba siendo torturado de la peor manera, golpeado con cables eléctricos y barrotes de hierro”, dijo. “No soy un héroe y lo admito. Soy una persona con una postura. Vi a mi país en llamas.”

Zaidi surgió con un status de héroe de culto por todo Medio Oriente y alrededor del globo después que asombró a los corresponsales estadounidenses y al gobierno iraquí con su exabrupto en la conferencia de prensa de Bush en diciembre. Llamó “perro” a Bush, también un grave insulto en el mundo árabe, y le erró apenas por centímetros con su zapato. El primer ministro Maliki fue obligado a levantar sus manos para cubrir la cara de Bush cuando voló el segundo zapato. “Este es un regalo de los iraquíes”, fueron las palabras que recorrieron todas las noticias del mundo. “¡Este es un beso de despedida, perro!”

Ayer, Zaidi fue saludado mientras abandonaba la prisión por miembros del Parlamento iraquí que lo habían apoyado. Mientras llegaba al canal de televisión al-Baghdadia donde trabajaba, los miembros del personal mataron a por lo menos dos ovejas en su honor. En las calles de la capital, partidarios tocaban tambores y gritaban su nombre.

Sin mostrar remordimiento por sus acciones, Zaidi, un musulmán chiíta, reiteró por qué se había sentido tan enojado con Bush por ordenar la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003. Había informado sobre la guerra para su canal de televisión y había visto de primera mano el impacto de la violencia. “La ocupación nos invadió bajo el pretexto de liberación. Dividió a hermanos y vecinos; convirtió a nuestros hogares en tiendas funerarias y a nuestras calles en cementerios”, dijo. Recordando el momento en que lanzó el zapato, continuó: “Vi la oportunidad y la tomé. Si aquellos que me culparon supieran cuántas veces esos zapatos se mezclaron con sangre de inocentes, y cuántas veces esos zapatos entraron en hogares en los que el honor de aquellos que vivían ahí había sido deshonrado, entonces era la respuesta correcta”.

También fue explícito al amenazar con exponer a aquellos que dice fueron responsables por su tortura en prisión. “Nombraré más tarde a aquellos que estuvieron involucrados en mi tortura, entre ellos funcionarios de alto rango en el gobierno y el ejército”, dijo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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