La cúpula del gobierno italiano y miles de personas participaron ayer en Roma en el funeral de Estado que se organizó para los seis soldados de ese país muertos el jueves pasado en un atentado en Afganistán. La basílica romana de San Pablo quedó abarrotada hasta sus entradas por más de cuatro mil asistentes, entre los que se contaron, en primera fila, el presidente de origen comunista, Giorgio Napolitano, y el primer ministro y magnate mediático, Silvio Berlusconi. Al comienzo de la ceremonia religiosa, transmitida en vivo por varias estaciones de televisión nacionales, se guardó un minuto de silencio en todo el país y el gobierno, incluso, declaró la jornada día de luto nacional.

Ya en las calles se habían congregado miles de ciudadanos para ver pasar los seis ataúdes, que fueron trasladados a la basílica en un coche fúnebre abierto y envueltos cada uno en la bandera roja, verde y blanca. Uno de los momentos más emotivos de la ceremonia tuvo lugar cuando los hijos de dos y siete años de uno de los caídos se acercaron al ataúd para despedir a su padre, tocaron la tela de la bandera y se emocionaron. “Ciao, papi”, titularon ayer los medios locales. En un momento, el oficio religioso fue interrumpido durante unos instantes por un hombre que se lanzó sobre uno de los micrófonos que estaban en el altar y gritó “¡Paz ahora!” antes de ser reducido por guardias de seguridad, según informaron medios locales.

Los soldados, de entre 26 y 35 años, perdieron la vida en un ataque suicida contra un convoy de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), comandada por la OTAN en Kabul, que circulaba transportando provisiones y equipos logísticos. El atentado, que mató además a diez civiles y dejó medio centenar de heridos, fue reivindicado por las milicias talibán, que tras la explosión amenazaron a los países que aportan tropas al contingente internacional con más atentados si no retiran a sus soldados de ese país.

Se trata del golpe más duro recibido por el contingente italiano en Afganistán. El atentado generó un encendido debate en Italia sobre el destino de sus 2800 soldados estacionados tanto en la zona occidental del país asiático como en las inmediaciones de la capital. Desde el comienzo de la misión, en 2001, tras los atentados del 11 de septiembre de ese año contra las Torres Gemelas y el Pentágono, ya son 21 los efectivos italianos asesinados en Afganistán.