Mié 14.10.2009

EL MUNDO  › OBAMA AUTORIZó TRECE MIL SOLDADOS COMO FUERZAS DE APOYO ENTRE POLICíAS Y EXPERTOS

El Nobel envió más hombres a Kabul

Según informó el diario The Washington Post, el presidente norteamericano autorizó en marzo el envío de 21 mil soldados adicionales para ir a Afganistán y 13 mil en concepto de fuerza de apoyo. Obama anunció sólo lo primero.

El presidente estadounidense y Premio Nobel de la Paz Barack Obama ordenó en secreto, en marzo pasado, el envío de 13 mil militares a Afganistán, según publicó ayer el diario The Washington Post. En aquel momento, el mandatario había anunciado al mundo el despliegue de 21 mil soldados más para reforzar la lucha contra los talibán y Al Qaida. Pero el matutino norteamericano reveló que también habría aprobado el traslado de otro contingente militar. A diferencia de los 21 mil que fueron anunciados al público en general, los otros 13 mil soldados son fuerzas de apoyo integradas por ingenieros, médicos, expertos en inteligencia y policías militares.

“Obama autorizó todo. Pero lo único que se anunció a la prensa fueron los 21 mil efectivos de combate”, explicó una fuente anónima del Pentágono, citada por el Post. Según explicaron expertos en temas de Defensa, siempre que se autoriza un despliegue masivo de tropas de combate, también se aprueba un contingente importante de fuerzas de apoyo. Por ejemplo, recordó el diario norteamericano, cuando el ex presidente George W. Bush anunció el envío de 20 mil soldados extras a Irak, en 2007, también ordenó el traslado de otros ocho mil, como apoyo en tareas civiles y de vigilancia policial.

Un estimado de los expertos consultados es que por cada brigada que se despliega en Afganistán, el Pentágono también deberá incluir unos cuatro mil soldados de apoyo. Las cifras son alarmantes, ya que en los próximos días Obama debe decidir si responde al pedido del comandante norteamericano en Afganistán, el general Stanley McChrystal, y envía 40 mil soldados más a combatir a Afganistán.

Pero aún si esto no sucede, el secretario de Defensa, Robert Gates, ya adelantó hace unas semanas que ordenará el traslado de más tropas de apoyo a Afganistán. “Estoy preparado para pedir más flexibilidad y enviar más tropas de apoyo antes que el presidente tome una decisión, si es necesario. Este tipo de soldados son los que menos prensa reciben en los medios y los que suelen quedar fuera de los grandes anuncios políticos. Son los policías que vigilan las bases militares o los médicos que atienden los hospitales militares o los ingenieros que ayudan a reconstruir la infraestructura destruida en el terreno.

Según los pronósticos de Gates, podrían llegar a ser hasta cuatro mil soldados más los que enviarían en las próximas semanas, la mayoría especialistas en bombas e inteligencia, para contrarrestar la amenaza de las bombas de fabricación casera, el arma preferida de los rebeldes talibán y la que provoca más víctimas militares estadounidenses.

Lo cierto es que el general McChrystal aún tiene mucho margen para pedir, aunque no tendrá resultados inmediatos. Actualmente el ejército estadounidense mantiene once brigadas en Afganistán y sólo cinco en Irak, o expresado en números, 124 mil soldados en Irak y alrededor de 65 mil en Afganistán. Según explicó Obama en marzo pasado, cuando anunció el primer aumento masivo de tropas en Afganistán, su estrategia será cambiar el eje de Bagdad a Kabul. Mientras vayan retirando a sus hombres y mujeres de Irak, los irán desplegando en Afganistán.

Pero hasta ahora el refuerzo en el frente afgano no parece estar dando resultados. En un debate realizado ayer en Washington entre analistas, expertos en el tema, funcionarios de inteligencia y militares, todos coincidieron en que el momento es de los talibán y no de los norteamericanos. El avance militar en el sur, la ola de ataques y atentados antes, durante y después de las elecciones, la baja participación electoral y las dudas sobre la legitimidad de la victoria del presidente Hamid Karzai fueron algunas de las pruebas de que la situación en el terreno no está mejorando para el gobierno de Obama.

La solución, señalaron ante un periodista del Post, es convencer a los insurgentes de la necesidad y el beneficio de negociar. “No será fácil. Cuando el enemigo tiene las cosas a favor es muy improbable que consigas que la gente te hable. ¿Quién quiere elegir al perdedor?”, advirtió Bruce Riedel, un ex analista de la CIA.

En una entrevista con la cadena de televisión norteamericana ABC, el presidente afgano dejó en claro ayer que está más que satisfecho con la estrategia actual de la Casa Blanca. “No soy un experto militar. Lo que me preocupa es la protección del pueblo afgano”, aseguró Hamid Karzai, quien recientemente fue reelegido en unas elecciones denunciadas como fraudulentas por la oposición y funcionarios de la Unión Europea y las Naciones Unidas.

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