EL MUNDO › EL PREMIER GORDON BROWN ANUNCIó QUE ENVIARá QUINIENTOS SOLDADOS ADICIONALES AL PAíS OCUPADO
En un claro apoyo a la administración Obama, el gobierno laborista anunció que prevé aumentar sus soldados si al mismo tiempo hay un cambio de estrategia hacia Afganistán. La OTAN invitó al resto de los países aliados a seguir su ejemplo.
El primer ministro británico, Gordon Brown, anunció ayer que aprobó el envío de 500 soldados adicionales a Afganistán, lo que llevaría a 9500 el número de las tropas británicas en el país. El traslado quedaría condicionado a que en el seno de la OTAN haya un cambio de estrategia hacia el país centroasiático.
En una declaración en la Cámara de los Comunes, el primer ministro dijo que estaba respondiendo a un “claro consejo militar” del jefe de Estado Mayor y de los comandantes militares en el terreno. “Gran Bretaña apoya la ambición del general (estadounidense) McChrystal de acelerar el crecimiento de las fuerzas de seguridad afganas”, subrayó Brown, aclarando que habló con el presidente, Hamid Karzai, y con su principal rival, Abdulá Abdulá, y que ambos le habían asegurado que desplegarían más tropas para luchar junto a los británicos.
Brown puso, sin embargo, tres condiciones para que este aumento sea efectivo. Primero, que “el nuevo gobierno afgano demuestre su compromiso de aportar tropas afganas para que sean entrenadas y luchen al lado de nuestras fuerzas”. “Segundo, que, como antes, cada soldado y unidad desplegada a Afganistán esté totalmente equipada para las funciones que se les pide desempeñar.” “Tercero, que nuestro compromiso sea parte de un acuerdo formulado en el marco de la coalición y que cada país aporte su parte correspondiente.”
Antes del anuncio del incremento de tropas, Brown procedió a la lectura de los nombres de los 37 soldados que murieron en el conflicto, mientras los miembros del Parlamento estaban en su receso veraniego. “Este es un momento muy solemne. Es un día en que en la Cámara de los Comunes les ofrecemos nuestra gratitud a los 37 soldados que han dado sus vidas en Afganistán”, dijo Brown.
Durante la sesión de preguntas, David Cameron, el líder tory, interrogó al primer ministro sobre las provisiones que se toman por la salud mental de aquellos que regresan del conflicto y preguntó si las tropas recibían el entrenamiento adecuado antes de ser enviados al frente.
La Casa Blanca se declaró “agradecida” por la decisión británica, mientras la OTAN invitó al resto de los países aliados a seguir su ejemplo.
“Todos los aliados miembros de la OTAN deben examinar cómo reforzar su contribución” en Afganistán, declaró en Bruselas el portavoz de la Alianza Atlántica, James Appathurai.
Ante la degradación de la situación en Afganistán, el general McChrystal, que dirige la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN y las tropas estadounidenses, pidió un despliegue de entre 40.000 y 60.000 hombres suplementarios, según diversas fuentes no confirmadas.
Hasta la fecha, 221 soldados británicos murieron en esta misión desde que comenzó la ofensiva contra los talibán, hace de esto ocho años, informó la agencia de noticias Europa Press. El conflicto afgano es cada vez más impopular en el Reino Unido, donde, según un nuevo sondeo publicado ayer por el diario The Times, el 36 por ciento de la población cree que sus tropas deberían volver a casa inmediatamente, un número sensiblemente mayor que el registrado hace apenas un mes, cuando esta cifra alcanzó al 29 por ciento.
El rechazo ha ido aumentando en directa relación con las bajas británicas, que ascienden a 221 desde que comenzó la intervención liderada por Estados Unidos en octubre de 2001 y se aceleraron en los últimos meses. El creciente descontento sobre el tema entre los británicos llevó a Brown a explicar su decisión con el argumento de que las tres cuartas partes de las acciones terroristas contra el Reino Unido se originan en la frontera y las áreas montañosas entre Afganistán y Pakistán.
“Cada muerte a partir de este día no será el ‘último sacrificio’ en el servicio de nuestro país, sino el precio de sangre pagado para comprar tiempo a los políticos que no pueden admitir que una guerra que nunca tuvo ninguna justificación se ha perdido”, reaccionó Lindsey German, una representante de la coalición Stop The War, condenando la contradicción.
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