EL MUNDO › UN ESCáNDALO DE ESPIONAJE EN PERú INVOLUCRA AL PRESIDENTE GARCíA
Para conocer por anticipado los movimientos de Ollanta Humala y su equipo de campaña, García habría contratado a una empresa dedicada al espionaje telefónico formada por marinos vinculados con los servicios de Fujimori.
› Por Carlos Noriega
Desde Lima
El presidente Alan García habría espiado a Ollanta Humala, su rival en las elecciones de 2006, durante la campaña electoral de ese año, que tuvo a ambos como protagonistas de la segunda vuelta. Para conocer por anticipado los movimientos y decisiones de Humala y de su equipo de campaña, García habría contratado, según versiones periodísticas que citan fuentes judiciales, a una empresa dedicada al espionaje telefónico formada por oficiales de la Marina de Guerra que trabajaron en los servicios de inteligencia del hoy encarcelado ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000). La empresa de militares espías se llama Business Track y era dirigida por el contraalmirante en retiro Manuel Ponce Feijóo, bajo proceso judicial y en prisión desde enero de este año por sus actividades de espionaje. La empresa, que vendía sus servicios a políticos y empresarios, cayó en desgracia y sus directivos fueron detenidos, luego de que algunas grabaciones que hiciera de conversaciones telefónicas entre dos personajes ligados al gobierno de García se filtraran a la prensa, poniendo al descubierto manejos corruptos en el gobierno para la entrega de lotes petroleros y licitaciones de obras públicas.
Según información de la revista Caretas, durante la investigación reservada que la jueza María Martínez lleva adelante sobre las actividades ilegales de Business Track han aparecido transcripciones de conversaciones telefónicas y copias de correos electrónicos de Humala, su esposa Nadine Heredia, su candidato a la vicepresidencia Gonzalo García Núñez y los principales miembros de su equipo de campaña en las elecciones de 2006. Los diálogos telefónicos y los correos electrónicos fueron interceptados durante la campaña electoral de ese año. En su libro Petroaudios –el título alude al nombre con el que se bautizaron las grabaciones hechas por Business Track que pusieron al descubierto la corrupción alrededor de la entrega de lotes petroleros–, el periodista Gustavo Gorriti relata que García y Ponce Feijóo se reunieron en privado durante la campaña electoral de 2006. “Usted ayúdeme con el comandante que yo me encargo de la gorda”, le dijo García a Ponce Feijóo, en una conversación realizada en un semisótano del edificio donde funcionaban las oficinas electorales del actual presidente, según asegura Gorriti, citando fuentes anónimas cercanas al ex marino. El comandante era el ex militar nacionalista Ollanta Humala y la gorda era Lourdes Flores, la voluminosa candidata de la derechista Unidad Nacional.
Pero el relato de Gorriti no es el único que apunta a una conexión entre García y los espías que antes trabajaron para Fujimori. El vicepresidente de García, el almirante en retiro Luis Giampietri, es un viejo amigo de su compañero de armas Ponce Feijóo. Ambos coincidieron en su activo apoyo al régimen autoritario de Fujimori. Luego de su captura, Ponce Feijóo admitió su amistad con Giampietri y reveló que había “servido con información” a diversas personas, incluyendo al presidente García. Giampietri no es el único miembro del gobierno vinculado con la empresa de espías. Recientemente, el ministro de Vivienda, Francis Allison, debió renunciar luego de que se descubriera que trabajó como asesor legal de Business Track. De otro lado, el diario La Primera asegura que en los meses de la campaña electoral el partido aprista de Alan García habría girado una serie de facturas a Business Track por el pago de sus servicios. Según este diario, que cita fuentes judiciales, esas facturas son “el secreto mejor guardado” de la jueza Martínez. La empresa de espionaje actuaba bajo la irónica fachada de asesoría en seguridad para justificar, precisamente, el espionaje telefónico.
A Ponce Feijóo le fue bastante bien después del triunfo electoral de García. Investigado por la de-saparición de un estudiante y señalado como uno de los espías de Vladimiro Montesinos, el hombre de los trabajos sucios durante el régimen fujimorista, Ponce Feijóo fue pasado a retiro luego de la caída de Fujimori, en noviembre del año 2000. Y su ascenso a contraalmirante, otorgado por Fujimori en las postrimerías de su gobierno, fue anulado. Pero apenas tres meses después de llegar al poder, García le devolvió el grado de contraalmirante. “Eso no fue gratis. Le dieron el grado de contraalmirante porque ayudó a que (García) sea presidente”, dice Gorriti en su libro, citando a una fuente cercana a Ponce Feijóo.
El Partido Nacionalista de Ollanta Humala ha dejado abierta la posibilidad de solicitar la vacancia presidencial por el supuesto vínculo de García con el espionaje a su líder.
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