EL MUNDO › SEGúN INFORMACIONES A LAS QUE ACCEDIó EL NEW YORK TIMES
› Por Rupert Cornwell *
Desde Washington
El compromiso de Estados Unidos en Afganistán entró en otro nivel con la afirmación de que el hermano del presidente Hamid Karzai ha estado durante años en la nómina de pagos de la CIA –aun cuando se sospecha que es una importante figura en el comercio ilícito de opio, que Washington y sus aliados están decididos a erradicar–. Las acusaciones contra Ahmed Wali Karzai, que aparecieron ayer en The New York Times y fueron atribuidas a actuales y ex funcionarios estadounidenses, pintan la imagen de un potentado en las sombras con un pie en cada torta, cuyo feudo es el sur del país, el corazón de la insurgencia talibán.
No podrían haber surgido en un peor momento para la administración Obama, ya que se acerca a una crítica decisión sobre un refuerzo de las tropas estadounidenses en el país. Esa decisión, a su vez, estará muy influenciada por el resultado de la segunda vuelta entre Hamid Karzai y el ex canciller Abdullah Abdullah para el 7 de noviembre.
Después del alboroto sobre la fraudulenta elección original que pretendía el regreso de Karzai con una absoluta mayoría, Washington cuenta con que la segunda vuelta produzca un gobierno que inspire confianza en el país. Eso, sostienen muchos legisladores aquí, es la precondición esencial si Barack Obama va a autorizar el aumento de tropas pedido por el general Stanley McChrystal, el comandante de Estados Unidos en Afganistán. Las señales son que Obama se inclina hacia una estrategia que se enfocaría a proteger a los mayores centros de población. Esto requeriría más tropas que las 60.000 actuales en Afganistán, pero no tanto como las 40.000 extras requeridas por el general McChrystal. Pero los cálculos inevitablemente serán más delicados, en medio de la controversia sobre Ahmed Wali Karzai.
Ayer, él describió como “ridículas” las afirmaciones acerca de que estaba siendo pagado por la CIA. “Trabajo con los estadounidenses, los canadienses, los británicos, cualquiera que me pida ayuda”, dijo. “No tengo idea dónde consigue la CIA a sus reclutas. Es absolutamente ridículo.” La agencia se negó a comentar, como hizo Robert Gibbs, el vocero de la Casa Blanca. Pero el asunto ya causó divisiones dentro de la administración entre los “realistas” que sostienen que Estados Unidos no tiene otra elección más que trabajar con los individuos poderosos, sin importar lo desagradables que sean, y aquellos que insisten que las relaciones con Ahmed Wali Karzai son una burla para los esfuerzos de Estados Unidos de promocionar un gobierno confiable y limpio.
También añadió tensiones entre Washington y Hamid Karzai. Según el diario, los funcionarios estadounidenses han presionado al líder afgano para que saque a su hermano fuera del sur de Afganistán, donde se dice que se hizo rico cobrándoles peaje a los narcotraficantes cuyas actividades financian al talibán y alimentan la corrupción en el gobierno de Kabul. Pero el presidente Karzai se ha negado, protegiendo a su hermano de la investigación.
* De The Indepedent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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