Se acerca la reunión de la OMC (Organización Mundial de Comercio) en Bruselas el mes que viene y Estados Unidos volverá a insistir con el libre comercio, pero sólo de lo que le interesa “libremente” comerciar. El representante de Comercio Exterior norteamericano, Robert Zoellick, lanzó ayer un ambicioso plan de abolición progresiva de tarifas sobre los bienes industriales y de consumo no agrícolas hacia la eliminación total para el 2015. Con esta propuesta se verían afectados los países no industrializados, y de manera doble: no podrán contener la entrada de productos manufacturados y no podrán colocar sus productos agrícolas en las economías industrializadas porque el proyecto no prevé ninguna modificación en las tasas de estos productos ni se refiere a la reducción de los subsidios actuales a este sector en los países desarrollados. El proyecto recibió el beneplácito del Consejo Nacional de Comercio Exterior (NFTC) de Estados Unidos y también de la Comisión Europea.
La administración Bush aboga por eliminar todas las tarifas sobre bienes manufacturados en dos etapas: en 2010 se acabaría con todos los aranceles de menos del 5 por ciento y se reducirían a menos del 8 por ciento el resto de las tarifas que entonces excedan ese límite; luego hasta 2015 los aranceles restantes serían eliminados de forma progresiva hasta ser cancelados por completo. Zoellick, calificó la iniciativa de “histórica”, con la que espera eliminar aranceles sobre un movimiento anual de bienes industriales de 6 billones de dólares en todo el mundo.
“Esto dará energía al calendario del ciclo de negociaciones de Doha fijando un objetivo audaz que traerá beneficios enormes a las economías en desarrollo y desarrolladas y elevará el nivel de ambición en todos los demás sectores de la negociación”, dijo Bill Reinsch, presidente del NFTC, en un comunicado.
Zoellick anticipó que la propuesta “restará las elevadas tarifas extranjeras para las exportaciones de más de 670.000 millones de dólares en bienes industriales y de consumo estadounidenses”. Además aseguró que, de llevarse a buen término, “beneficiaría a una familia media estadounidense de cuatro miembros con un dinero extra de 1.600 dólares al año”. Entretanto, en Bruselas, la Comisión Europea felicitó la “ambiciosa” propuesta estadounidense de liberalización comercial, pero a la vez pidió que sea “realista” y que tenga en cuenta las preocupaciones de los países no industrializados.
Tratando de defenderse de estas advertencias, Zoellick explicó que la abolición de este tipo de aranceles aduaneros, de acuerdo a cifras del Banco Mundial, podría permitir a más de 300 millones de personas salir de la pobreza en los países “en desarrollo”, ya que el 70 por ciento de los aranceles pagados por los países no industrializados son abonados a otros países no industrializados. Citando siempre al Banco Mundial, aseguró que una liberalización completa del comercio permitiría una ganancia de 500.000 millones de dólares de ingresos para estos países. Además, el gobierno estadounidense espera convencer a estos países en desarrollo de la bondad de su propuesta diciendo que esta abolición incluye a las tarifas sobre la industria textil, que en Estados Unidos presiona a favor de un aumento en los aranceles para protegerse de la ola de importaciones baratas procedentes de China o la India.
A todo esto, los mercados de Wall Street cerraron ayer en baja, pese a la noticia que el PBI fue mayor al esperado para el tercer trimestre del año –en julio y septiembre la economía estadounidense creció un 4 por ciento– y una mejora del índice de confianza de los consumidores: el índice Dow Jones perdió un 1,95 por ciento; el Nasdaq, un 2,53 por ciento y el Standard & Poor’s 500, un 2,10 por ciento.