Mié 18.11.2009

EL MUNDO  › SHIMON PERES, PRESIDENTE DE ISRAEL, DIO UNA CONFERENCIA EN BUENOS AIRES

“La paz se hace con los ojos cerrados”

El Premio Nobel dijo que Israel no se opone a la creación de un Estado palestino y no quiere ocupar sus tierras. No mencionó los asentamientos ilegales israelíes en Cisjordania.

Shimon Peres entró, saludó y recibió una ovación. “Thank you very much, Mr. President”, le cedió la palabra Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de ministros. El presidente israelí miraba confiado al auditorio que tenía enfrente. El día anterior agrupaciones árabes y partidos de izquierda habían marchado por Avenida de Mayo en repudio a la política de Tel Aviv con los palestinos, mientras él se reunía con la presidenta Cristina Fernández. Ayer fue distinto. Las consignas de protesta habían sido reemplazadas por elogios en cinco idiomas diferentes. A las 9 de la mañana, en el barrio de Recoleta, cien metros de hombres y mujeres vestidos de gala aguardaban con paraguas las palabras del Premio Nobel de la Paz. Minutos más tarde, el décimo piso del Hotel Alvear estaba colmado: cientos de diplomáticos, políticos y empresarios se ajustaban la corbata frente a los espejos de un majestuoso salón mientras escuchaban al veterano jefe de Estado. “La paz se hace como el amor: con los ojos cerrados”, definió el mandatario. Aplausos.

La visita del presidente de Israel a Sudamérica fue concebida por el gobierno de Tel Aviv como un esfuerzo por contrarrestar la supuesta creciente influencia de Teherán en la región. Sobre ese punto, Peres ya había criticado al régimen de los ayatolás desde Brasil con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva a su lado, en la que fue su escala previa a Buenos Aires. Ayer, sin embargo, la primera pregunta de la platea fue en esa misma dirección. “¿Qué piensa del acercamiento entre Venezuela e Irán?”, le lanzaron. Peres, de 86 años, oyó la traducción de la consulta, se quitó los auriculares y comenzó a hablar en un inglés pausado con acento ruso. Se hizo silencio. Al presidente venezolano, Hugo Chávez, el israelí lo acusó de usar los recursos petroleros de su país para extender su influencia en la región.

Contra el mandatario iraní, Mahmud Ahmadinejad, Peres se despachó largo y tendido. “El señor Ahmadinejad, con su negación del Holocausto y su deseo explícito de borrar a Israel del mapa, se genera su propia oposición en el mundo entero. Su desprecio por la vida y su vulgaridad le juegan en contra. Miles de iraníes se sienten avergonzados por sus dichos. Hay que dejarlo hablar, está haciendo un trabajo maravilloso –disparó el mandatario–. Dice que no quiere una bomba atómica, pero sin embargo testea misiles nucleares todo el tiempo. No se entiende. La comunidad internacional deberá tomar medidas”, agregó. Y, para redondear, le apuntó a una fibra más sensible entre la platea local. “Tenemos a un acusado por el atentado a la AMIA. Y hoy ese hombre es ministro de Defensa de Irán”, denunció. Silencio en la sala.

De Teherán, enseguida, Peres saltó a Ramalá, la capital palestina. “Si Israel logró su independencia a partir de una resolución de la ONU, ¿por qué hoy su gobierno se opone a que la Autoridad Palestina (AP) siga esa misma estrategia?”, le preguntó Página/12. “Israel no se opone a la creación de un Estado palestino. No queremos ocupar sus tierras. No queremos gobernar a su pueblo. Hemos retirado a todos nuestros colonos de la Franja de Gaza –explicó Peres sin mencionar los asentamientos ilegales israelíes en diversas zonas de Cisjordania–. Pero si los palestinos avanzan de manera unilateral no hay garantías de que semejante resolución vaya a ser respetada. Lo primero que tienen que lograr es gobernar a todo su pueblo. Hamas, que controla Gaza, nunca le permitiría a Abbas avanzar en ese sentido. Y entonces habría serios problemas”, estimó el viejo líder.

El lunes, al término de su encuentro con la presidenta argentina, Peres había elogiado a su homólogo palestino. “Siento un gran respeto por Mahmud Abbas, presidente del pueblo palestino. Esperamos poder llegar a un acuerdo con él –había dicho–. La solución debe pasar por dos Estados que vivan en paz con fronteras pactadas y reconocidas por todos”, había declarado. La fórmula parece estar lista. Pero Peres pidió cautela.

“La historia está escrita con tinta roja de guerras por tierra. Llevamos 50 años esperando la paz, con infinitas decepciones y frustraciones. No nos apuremos. Es mejor esperar 51 años y que las cosas se hagan bien. Estamos muy cerca”, vaticinó.

Informe: Martín Suaya.

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