Jue 24.12.2009

EL MUNDO  › LA FAMILIA OBAMA ESPERA LA VOTACIóN DEL SENADO NORTEAMERICANO PARA SALIR DE VACACIONES

Día clave para la ley de la salud

Con su fuerte mayoría de sesenta senadores, los demócratas esperan pasar hoy por la mañana su versión de la reforma sanitaria, sobre la que continúa habiendo una resistencia furiosa de la minoría republicana.

› Por David Usborne *

La familia Obama debería estar partiendo para sus vacaciones en Hawai esta mañana, asumiendo que la mayoría demócrata en el Senado de Estados Unidos logrará pasar su largamente debatido plan para la reforma del sistema de salud antes del desayuno, como está planeado. Esta semana, el programa para el presidente y su rebaño parecía un tanto difícil, en medio de señales de que la votación por la ley sanitaria podría no salir hasta esta tarde. Obama prometió que se quedaría en la ciudad hasta que se votara, sin importar si esto significa que sus hijas abran sus regalos de Navidad en Pennsylvania Avenue, o quizás aun a 40.000 pies de altura a bordo del Air Force One.

Pero el sentido común prevaleció finalmente en el nevado Capitolio. Los senadores y sus asesores también tienen sus planes de viaje. Aunque los relojes despertadores se detengan u ocurra otro imprevisto acontecimiento, la votación se hará a las 8 de la mañana. Y con su fuerte mayoría intacta de 60 legisladores, los demócratas esperan pasar su versión de la reforma, sobre la que continúa habiendo una resistencia furiosa de la minoría republicana.

Así, Obama, quien ha logrado menos resultados legislativos en su primer año en funciones de lo que él y sus partidarios podrían haber esperado previsiblemente, podrá partir para el Pacífico, sabiendo que por lo menos el principal pilar de su agenda doméstica está casi en su lugar. Casi, pero no del todo. Ayer mismo, el Senado pasó la tercera de las votaciones de esta semana dirigidas a dar por finalizado el debate, previas al voto crucial de hoy.

Cuando los miembros del Congreso regresen de sus vacaciones, la llamada etapa de la conferencia comenzará cuando las negociaciones intenten reconciliar el esperado proyecto de ley del Senado con la versión que fue pasada por la más progresista Cámara de Representantes (diputados) hace varias semanas. Ese proceso no se anticipa rápido. Los asesores señalaron ayer que no esperan que el texto de ley final llegue al escritorio del presidente para su firma antes de que dé su discurso del estado de la Unión a fines de enero.

Obama, quien enfrenta frustraciones similares en su política exterior, especialmente con respecto a Irán y su negativa a aceptar las demandas internacionales para poner fin a sus programas de enriquecimiento de uranio, pasó la mayor parte de su último día en Washington antes de Navidad en un frenesí de relaciones públicas, tratando de descartar cualquier percepción de que el proyecto de ley del Senado represente un acuerdo que está lejos de sus aspiraciones para modificar el sistema de salud.

“En ningún lado hubo una brecha más grande entre las percepciones de un acuerdo y las realidades de ese mismo que en el proyecto de ley del sistema sanitario. Cada uno de los criterios para los cambios que yo propuse está en ese proyecto”, le dijo al diario Wa-shington Post en una entrevista publicada ayer. “No estoy sólo apoyando la ley. Estoy muy entusiasmado por lo que hemos logrado.”

El presidente ha estado esforzándose durante un tiempo para distanciarse de la llamada “opción pública”, que veía la creación de una entidad aseguradora dirigida por el gobierno como una competencia directa con las aseguradoras privadas para brindar cobertura a sus consumidores. Esa es la versión de la reforma de la Cámara de Representantes, que se cayó recientemente en el Senado, ante la insistencia de los demócratas más moderados.

Mientras el ala más progresista del oficialismo está enojada por la pérdida de la “opción pública”, parece improbable que pueda ser restaurada durante el proceso de las conferencias o consensos. “No hice campaña sobre la opción pública”, le dijo Obama al Post, refiriéndose a la carrera presidencial del año pasado. Algunos de los que lo votaron, sin embargo, cuestionarían esto.

La Casa Blanca tendrá que trabajar mucho en Año Nuevo, primero para persuadir al público de que a pesar de los compromisos y los debilitamientos que se filtraron al proceso de las negociaciones, la reforma que emerja será de verdad transformadora, y segundo para contrarrestar algunas voces liberales, incluyendo la del ex presidente del partido Howard Dean, quien dijo que preferiría que la versión del Senado no pasara, porque es demasiado débil.

En realidad, los principales puntos de la reforma deberían sobrevivir, incluyendo una extensión de cobertura a alrededor de 30 millones de estadounidenses que no tiene seguro alguno y el aporte de nuevos impuestos y medidas de recorte de costos que deberían ayudar significativamente a reducir el déficit presupuestario federal en 10 años.

“No sentimos que los elementos principales para ayudar al pueblo estadounidense hayan estado comprometidos en forma significativa”, insistió Obama. “¿Estas legislaciones tiene exactamente todo lo que quiero? Por supuesto que no. Pero tienen aspectos que son necesarios para reducir los costos para los negocios, las familias y el gobierno.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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