EL MUNDO
› ENSAYAN LA VIA PETROLERA PARA EL DERROCAMIENTO DEL GOBIERNO
Chávez tiene su yugular amenazada
El paro contra Hugo Chávez se concentró en la industria petrolera, generadora de los mayores recursos del país. Embarcaciones de la Armada rodearon a un petrolero en huelga y se dispuso la protección militar a las instalaciones.
La oposición venezolana está apuntando a la yugular petrolera del gobierno. El cuarto día de huelga general, que continúa hoy por tiempo indefinido, se concentró ayer en el principal recurso de exportación del país: contrariamente al inicio del movimiento, la paralización se sintió sobre todo en el interior del país, precisamente donde se desarrolla la actividad petrolera. El presidente Hugo Chávez denunció ayer en un mensaje nacional que el blanco del paro es la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y el objetivo de fondo, su privatización. Chávez ordenó militarizar las instalaciones petroleras del país, al tiempo que sostuvo que el buque petrolero “Pilín León”, cargado con 280.000 barriles en el lago Maracaibo, fue “pirateado” por su tripulación y luego rodeado por la Marina. Además, otros seis buques de Petróleos de Venezuela estaban anclados en otros canales de navegación. En este clima, Chávez señaló que “está en marcha un plan desestabilizador” político, similar al efímero golpe del pasado 11 de abril.
El octavo productor de petróleo y quinto exportador en el mundo depende de la actividad de la industria petrolera para el normal funcionamiento de su economía, que está en crisis debido, entre otras cosas, a la caída internacional del precio del crudo. La dilación del paro complica el panorama. “Está creciendo el acatamiento en las plantas de refinamiento y centros de distribución. Un 90 por ciento del personal administrativo está parado y sólo un 30 por ciento es favorable al gobierno de entre los operarios; aunque en las plantas hay personal de contingencia”, señaló Miguel San Martín, del diario El Universal. En cuanto a la posibilidad de un desabastecimiento general, todo dependerá de la distribución de combustible, porque en los depósitos aún quedan reservas por un par de días. Otro fenómeno fue que la gente comenzó a comprar gasolina como para prepararse para un largo desabastecimiento. En el resto de las actividades, la huelga tuvo una adhesión del 70 por ciento, aunque en Caracas algunos comercios abrieron. La banca todavía no se ha incorporado al paro.
Chávez, en su mensaje, aseguró que el gobierno está librando una “batalla silenciosa” en la petrolera para frenar acciones de “sabotaje” de “un plan desestabilizador” para derrocarlo, que se habría puesto en marcha con el paro que se inició el lunes, el cuarto que enfrenta en un año. El oficialismo anunció “tomar medidas” para sancionar a los responsables, especialmente gerentes de PDVS, que se plegaron a la protesta afectando las operaciones de la principal industria del país. El gobierno envió refuerzos militares a controlar las instalaciones petroleras.
Chávez denunció que el buque petrolero “Pilín León” fue “pirateado” por su tripulación, al mando del capitán Daniel Alfaro, que se sumó el miércoles al paro y permanecía parado –repleto de combustible– en el lago de Maracaibo, occidente del país. Embarcaciones de la Armada venezolana lo rodearon y el gobierno inició conversaciones con la tripulación para el traspaso del mando del petrolero. Los medios locales antichavistas confirmaron ayer que también los buques Morichal y Moruy, de propiedad estatal, permanecían, por decisión de sus capitanes, inmovilizados, pero sin carga. El aumento de la tensión en Venezuela se reflejó en los precios internacionales del petróleo. En Nueva York, el precio del crudo de referencia (light sweet crude) para entrega en enero cerró a 27,29 dólares, un alza de 58 centavos.
La sede de la petrolera de La Campiña amaneció rodeada de cientos de partidarios de Chávez, dado que estaba previsto que llegara hasta allí una marcha opositora que se desplazaría hasta 500 metros de la sede petrolera para evitar enfrentamientos violentos entre ambos bandos. La presencia militar y de simpatizantes oficialistas en ese edificio obligaron a los organizadores de la huelga a mantener a varios miles de sus seguidores concentrados en la sede de PDVSA en Chuao. El líder empresarial Carlos Fernández señaló que “hay gente armada y francotiradores en PDVSA, por lo que no vamos a llevar al pueblo a otra masacre”. La marcha opositora regresó a la plaza Altamira, donde se concentra un grupo de oficiales militares desde octubre en “desobediencia”. Precisamente ayer otro militar, el coronel Blas Sousa Freites, se sumó a ese llamado. Los militares disidentes se refirieron a un “autogolpe” que planea el oficialismo.
Las manifestaciones se inscriben dentro de la convocatoria a las calles de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), el organismo cúpula empresarial Fedecámaras y los partidos de oposición. El presidente de la CTV, Carlos Ortega, anunció que el paro continúa hoy y convocó a manifestaciones callejeras para el fin de semana. De otro lado, el secretario general de la OEA, César Gaviria, se mantiene en Caracas intentando mediar una salida a la crisis.
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