EL MUNDO › EL úLTIMO SONDEO DE UNA IMPORTANTE CONSULTORA CHILENA OTORGA EMPATE TéCNICO EN LA SEGUNDA VUELTA
Al sondeo se sumó que Marco Enríquez-Ominami (ME-O), el candidato independiente que obtuvo un 20 por ciento de los sufragios en la primera vuelta, dio su apoyo al candidato oficialista. Su electorado es crucial para Frei.
› Por Christian Palma
Desde Santiago
Las muecas de preocupación en el comando de Sebastián Piñera lo decían todo. Es que el resultado de la encuesta Mori conocida ayer –el último sondeo antes del ballottage del domingo– puso al candidato-empresario de la derecha en el peor escenario a cuatro días de las elecciones: un empate técnico con el aspirante presidencial de la Concertación, Eduardo Frei. Según la muestra, el dueño de LAN, Chilevisión y Colo Colo obtendría 50,9 por ciento de los votos, versus un 49,1 por ciento del aspirante que aglutina a las fuerzas progresistas y democráticas chilenas. El escalofrío por las espaldas de muchos fue evidente.
Y si la muestra puso los pelos de punta a los miembros de los partidos políticos que adhieren al inversionista, la declaración que más tarde hizo Marco Enríquez-Ominami (ME-O), el candidato independiente que obtuvo un 20 por ciento de los sufragios en la primera vuelta, arrinconó más a los conglomerados de derecha Renovación Nacional (RN) y Unión Demócrata Independiente (UDI), en sus cuarteles de Providencia, uno de los barrios más pitucos y “fachos” de Santiago.
“Lo que me separa de la derecha no es sólo una distancia, es un abismo... Cómo podría ser de otra manera cuando gran parte del sector que apoya a Sebastián Piñera llenó de dudas a nuestra patria, son cómplices de los que asesinaron a mi padre y hoy día no se arrepienten de nada y se enorgullecen de haber asesinado a mi padre”, dijo ME-O, en alusión directa a la muerte de Miguel Enríquez, el legendario líder del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), grupo guerrillero que se enfrentó a tiros con la dictadura de Augusto Pinochet y que fue muerto por agentes represivos en octubre de 1974.
“Desde ese dolor, del que también son víctimas directas tantos miles de chilenos, está la distancia infranqueable que nos separa de la candidatura de la derecha.” Por lo tanto, declaro formalmente mi decisión de apoyar al candidato de este pueblo, el del 29 por ciento de chilenos que votaron el 13 de diciembre”, dijo Marco Enríquez-Ominami, desatando un remezón político de proporciones.
Silencio en las sedes políticas ubicadas en el barrio alto de esta capital, y mesuradas risas en el comando de Frei. Esto porque el 29 por ciento logrado en la primera vuelta y el 30 por ciento de la encuesta Mori de junio creció al 50 por ciento, lo que deja el triunfo en manos de quienes el 13 de diciembre anularon o votaron en blanco, espectro que se inclinaría mayoritariamente por Eduardo Frei.
Sin embargo, el llamado de ME-O no fue gratuito. En su estilo díscolo, desnudó también los errores que a su juicio ha cometido la Concertación. “Hemos dicho que las dos candidaturas se parecen demasiado y de eso no me arrepiento. Lo pienso y lo sostengo. Frei y Piñera son personajes del pasado. Con ellos no podemos construir el futuro”, sostuvo.
Sin embargo, y para consolidar su gesto, insistió con que “la derecha, que es la base de sustentación de la candidatura de Sebastián Piñera nos separa, como ya dije, un abismo irreconciliable. Por diferencias de ideas nos separa, además, la historia. Y la Concertación, con la cual nos entendemos bien con el mundo llano que la compone, compartimos una mirada de presente y futuro que nos acerca y nos obliga, ante esta coyuntura histórica, y ante la incertidumbre de que la derecha pueda llegar a impedir la marcha de Chile hacia el futuro, es de mi responsabilidad contribuir en lo que pueda para que eso no ocurra”.
Los gestos de la candidatura de Eduardo Frei, como abrirse a una reforma tributaria –incluido el aumento de un royalty a las empresas mineras extranjeras asentadas en Chile– y del gobierno de Michelle Bachelet, como un cambio al Código de Aguas o el envío al Congreso del proyecto de ley que promueve la inscripción automática, el voto voluntario y el sufragio de los chilenos que viven en el extranjero (que se discutían ayer en el Parlamento), consolidaron el apoyo de ME-O.
Tras la declaración de Enríquez-Ominami, Piñera, que se encontraba discurseando en una actividad con mujeres de la populosa comuna de Cerrillos, fue advertido al oído por un asesor de la declaración que acababa de despachar ME-O. La cara del inversionista se desfiguró y comenzaron sus tics característicos, como comerse las uñas, mover arrítmicamente los hombros y un parpadeo excesivo.
Un carraspeo y la alocución del inversionista cambió de giro sin ninguna explicación. “La gente que apoyó a Marco son mujeres y hombres libres que están con el cambio, con el futuro y no con el pasado, ni con los mismos de siempre. Por eso, nuestro proyecto de cambio, futuro y esperanza que hoy día está más vivo y fuerte que nunca, que le va a cambiar para mejor la vida a todos los chilenos y que tiene el corazón y los brazos abiertos de par en par, (está preparado) para recibir a esos hombres y mujeres libres y los esperamos para nuestro futuro gobierno”, dijo instando a los marquistas a votar por él.
En la vereda opuesta, un feliz Eduardo Frei celebró ambos hechos. “Se han ido sumando todos, pues mi candidatura representa a las ‘fuerzas progresistas democráticas’”, dijo. Incluso distendió aún más el ambiente al declarar que “vamos a ganar por nariz”, refiriéndose jocosamente a su generosa anatomía facial.
A esa misma hora, la presidenta Michelle Bachelet, tras poner la primera piedra del nuevo edificio institucional del ejército, también se refirió a los temas del día. “Han ocurrido hoy día dos hechos que van en la misma dirección. Más allá de que ustedes saben que nunca comento encuestas, la de hoy (ayer) demuestra un acortamiento muy importante en la distancia entre las candidaturas y en la práctica en un empate técnico. Y a mí me parece que hay una candidatura que escuchó lo que la gente dijo en la primera vuelta y eso ha significado crecer y la suma de apoyos, tales como las del diputado Marco Enríquez-Ominami”, sostuvo.
En esa línea, la mandataria insistió en que “no da lo mismo quién gobierne”. “Lo he dicho siempre, todas las veces y ésta no es una ocasión distinta. Es importante seguir avanzando hacia una sociedad que sea moderna, pero que además proteja y ustedes saben muy bien quién creo yo que es la persona que garantiza las políticas de mi mandato.”
Bachelet, en varias oportunidades, y granjeándose el repudio de la derecha, dijo públicamente que su candidato es Eduardo Frei, lo que en ningún caso ha significado pasar parte del 85 por ciento de popularidad que posee al candidato postulante oficialista.
Con todo, los presidentes de los cuatro partidos que dan vida a la Concertación (PS, PPD, PR y DC) valoraron el apoyo a Frei, pues coincidieron que en democracia gana el que tiene un voto más y en este caso el voto de Marco Enríquez-Ominami puede ser el fundamental, pues consolida la construcción de una mayoría.
Al final del día, ambos comandos llevaron adelante distintos eventos populares con la idea de ganar uno a uno los votos indecisos, mientras preparan los cierres de campaña oficial que se realizarán hoy y mañana. No obstante, uno de los dos candidatos no se fue a la cama tan tranquilo como dice estar.
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