Luiz Inácio Lula da Silva no pudo viajar a Davos, pero Davos lo honró igual. Ayer el Foro Económico Mundial con sede en Suiza le entregó el premio al Estadista Global. “Por primera vez en su historia este Foro quiere honrar a un extraordinario hombre de Estado entregándole este premio”, anunció el profesor Klaus Schwab, uno de los ideólogos y fundadores del evento. Lula no estaba presente por problemas de salud, pero su canciller, Celso Amorim, lo recibió en su nombre y transmitió algunas palabras del presidente brasileño. “Es el momento de reinventar el mundo y las instituciones. El mundo ha perdido la capacidad de crear y soñar y debemos recuperarla. Otro mundo y otro camino son posibles”, aseguró, recuperando el slogan del Foro Social Mundial, que terminó ayer en Porto Alegre, Brasil.

“El año pasado vimos dónde nos puede llevar la especulación financiera. ¿Cuántas crisis son necesarias para que cambiemos? ¿Cuántas hecatombes tienen que ocurrir para que decidamos hacer lo correcto?”, se preguntó el mandatario brasileño. Durante la jornada de ayer en Davos, los principales oradores elogiaron el equilibrio que consiguió Lula en sus ocho años de gobierno entre crecimiento macroeconómico y avances en el campo de la justicia social. “Bajo la égida de Lula, Brasil se ha convertido en un país más próspero, más igualitario y más saludable”, aseguró el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan.

El diplomático africano recordó los primeros pasos de Lula como líder sindical y destacó su impacto en el mundo. “Su camino desde una infancia de pobreza hasta ser un estadista respetado en todo el mundo es destacable y debe inspirarnos a todos, porque además lo ha hecho con su lucha contra las desigualdades de su país y del mundo”, explicó.

Amorim retomó esos reconocimientos y lanzó una consigna que, según él marcó los últimos dos mandatos presidenciales en Brasil. “La mejor política de desarrollo es una política contra la pobreza”, sentenció el diplomático, ante un auditorio de líderes y analistas mundiales que se rigen por los dogmas y las ideas liberales de mercado. En su discurso, Lula además instó a los líderes mundiales a poner fin a la mano libre del mercado y aprender, de una vez y por todas, de la última crisis financiera de Wall Street. “Hace falta una regulación clara para poder evitar riesgos absurdos y excesivos”, reclamó y recordó que Brasil creció gracias a la intervención del Estado en las áreas estratégicas de la economía.