EL MUNDO › EE.UU. APOYA LOS NEGOCIOS CON IRáN
› Por Guy Adams *
Desde Los Angeles
El gobierno de los Estados Unidos ha dado en la última década más de 107.000 millones de dólares a compañías que hacen negocios con Irán, reveló ayer un informe del diario The New York Times. La suma incluye por lo menos 15.000 millones de dólares en fondos del gobierno norteamericano que fueron pagados a empresas nacionales y extranjeras, las cuales, desafiando las sanciones internacionales, fomentaron el desarrollo de las vastas y estratégicas reservas de petróleo y de gas en Irán.
La noticia de estos pagos multimillonarios llegan mientras Washington busca convencer a países como Rusia y China de implementar nuevas sanciones contra el régimen de Mahmud Ahmadinejad (foto), en forma de castigo por su programa nuclear. El borrador de propuestas impulsado por la gestión Obama y pasado a la ONU –el cual ya cuenta con el aval del Reino Unido– quiere imponer un embargo total de armamentos y una intensificación de las restricciones contra bancos y empresas de capital iraní. Sin embargo, la aprobación de estas sanciones por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, pautada para este mes, se muestra como una lucha cuesta arriba, incluso antes de que el Times revelara la magnitud de lo que Washington invierte en empresas con negocios en el país de Medio Oriente.
Durante años, el gobierno de los Estados Unidos ha presionado a otras potencias para que se unan en sus sanciones económicas contra Teherán en virtud de su conflictiva política nuclear. Dichas restricciones, sin embargo, no incluyen a filiales de empresas iraníes en el extranjero y tampoco previenen negocios del gobierno norteamericano con compañías de capital extranjero que podrían al mismo tiempo negociar con Irán.
De acuerdo con el informe del matutino, las administraciones tanto de George W. Bush como del actual mandatario, Barack Obama, han dado señales ambiguas al sector privado en lo que se refiere a los negocios con el país de Medio Oriente. El diario incluso destaca que ambas gestiones han recompensando a firmas cuyos intereses comerciales están en conflicto con las metas de los Estados Unidos en cuanto a su seguridad interna.
Los análisis de documentos federales, informes de compañías y otros registros realizados por el Times arrojaron que 74 empresas hicieron negocios con tanto el gobierno norteamericano como con Irán desde el año 2000, al tiempo que la reciente escalada en las tensiones tampoco ha cambiado en gran medida las cosas, porque 49 de ellas siguen manteniendo negocios en el país de Medio Oriente y sin planes anunciados de abandonarlos.
Entretanto, el informe reveló que casi dos tercios del dinero de los contribuyentes norteamericanos en estos últimos 10 años fue destinado a firmas del sector energético en Irán, una importantísima fuente de ingresos tanto para el régimen de Ahmadinejad como para su Guardia Revolucionaria Islámica, encargada de supervisar los programas nucleares y de misiles en Teherán.
Muchos de los contratos norteamericanos, que ascienden a un total de por lo menos unos 102.000 millones de dólares, fueron a firmas tales como el gigante energético de Corea del Sur Daelim Industrial, ganador en 2009 de un contrato por 111 millones de dólares para construir casas en una base militar cerca de Seúl, y al poco tiempo también ganador de una concesión para realizar mejoras en una refinería de petróleo en Teherán. Royal Dutch Shell, una de las siete firmas que desafiaron el Acta de Sanciones contra Irán, fue otro de los grandes beneficiados por estos contratos. Hasta la fecha, ninguna de las 74 compañías han sido acusadas de quebrantar la ley.
Los negocios entre el gobierno norteamericano y las empresas que mantienen relaciones con Irán demuestran las dificultades que Washington encuentra para conciliar su capitalismo global con sus indefinidos y vastos objetivos diplomáticos. Con tan sólo remontarse al 2004 encontramos un ejemplo de ello. Por ese entonces, se desataba la controversia cuando una serie de investigaciones revelaron que la empresa Halliburton, del ex vicepresidente republicano Dick Cheney, usó una subsidiaria de las Islas Caimán para vender servicios en el campo petrolero a Irán.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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