EL MUNDO › LA MINISTRA DE JUSTICIA ALEMANA RECLAMó COLABORACIóN EN LA INVESTIGACIóN
Ante el escándalo por casos de pedofilia en colegios de elite católicos alemanes, el hermano del Papa, Georg Ratzinger, aceptó atestiguar en cualquier eventual proceso, aunque afirma que no supo de ningún abuso.
› Por Jerome Taylor *
Una serie de acusaciones en Alemania y Holanda han puesto a la Iglesia Católica en medio de una nueva crisis sobre la manera en que trató el abuso de niños después de que se supo que el hermano del papa Benedicto XVI dirigía un renombrado coro que estaba en el centro de algunas de las últimas acusaciones. Los informes de abuso sistemático por parte de los clérigos involucran a tres colegios en la diócesis de Regensburg, en Baviera. Uno de ellos es el muy conocido Regesburger Domspatze, un colegio que tiene mil años, para pupilos varones y coro, cuyo director coral durante los últimos 39 años fue el hermano mayor del Papa, Georg Ratzinger.
Monseñor Ratzinger aceptó atestiguar en cualquier eventual proceso, pero afirma que no supo de ningún abuso. Y anoche, la ministra de Justicia alemana, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, se unió a un creciente coro de políticos en Berlín para criticar a la Iglesia respecto de su actitud en la investigación, incriminando a las instituciones católicas de mantener una política de secreto. “En muchas escuelas había un muro de silencio, lo que permitía el abuso y la violencia”, dijo Leutheusser-Schnarrenberber, una prominente crítica de la Iglesia. Señaló a una directiva del Vaticano de 2001, que requería que hasta la acusación más seria debería ser investigada primero internamente y luego informada a las autoridades. Un vocero de la Iglesia dijo que sus críticas eran “absurdas”.
Otro escándalo sexual también involucró a la Iglesia Católica en los Países Bajos, después de que tres personas dijeran que habían sido abusadas en un internado dirigido por sacerdotes en la década del 60. Desde que se publicaron las acusaciones el viernes, más de 200 personas se dirigieron a una línea de ayuda designada, afirmando que ellos también habían sufrido abusos por parte de monjes y sacerdotes.
Las nuevas acusaciones son una fuente de gran incomodidad para el Vaticano, que esperaba dar por terminado el tema de abuso de niños. En la última década el asunto ha dañado enormemente la reputación de la Iglesia y sus finanzas.
Las acusaciones en Alemania surgieron por primera vez el mes pasado, cuando los investigadores comenzaron a investigar en escuelas jesuitas, pero el escándalo aumentó durante el fin de semana en el corazón de Baviera, que es profundamente católica. Las acusaciones que surgieron de la diócesis de Regensburg son especialmente inoportunas para el Papa y su hermano, ya que pasaron gran parte de sus carreras en posiciones jerárquicas ahí, lo que inevitablemente provocará preguntas sobre si alguna vez se toparon u oyeron de clérigos que abusaran sexualmente de menores.
Durante la década de 1970, Joseph Ratzinger enseñó teología en la Universidad de Regensburg. Su hermano mayor Georg se hizo cargo de Regensburger Domspatzen en 1964 y durante los siguientes 30 años ayudó a convertir el coro masculino en uno de los mejores del mundo. Pero dice que nunca escuchó de ningún abuso en su tiempo con el coro. Cuando el diario italiano La Repubblica le preguntó si hablaría con los funcionarios alemanes, monseñor Ratzinger, de 86 años, contestó: “Obviamente estoy dispuesto a hacerlo, pero no puedo brindar información sobre algo que puede ser castigado, porque no tengo ninguna información –nunca supe nada sobre eso–”. Cualquier abuso en el Regensburger Domspatzen, dijo, ocurrió antes de que él se hiciera cargo. Admitió que los pupilos en el colegio eran sometidos a un clima de “disciplina y rigor”, pero añadió que eso era necesario para lograr “un alto nivel artístico y musical”.
Pero Franz Wittenbrink, un compositor alemán que vivió en el colegio hasta 1967, dijo que el recinto estaba dirigido por “un sofisticado sistema de castigos sádicos en conexión con la lujuria sexual”. También fue citado por el Der Spiegel, diciendo que era “inexplicable” que el hermano del Papa no supiera nada de lo que pasaba.
De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
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