EL MUNDO › UN MOVIMIENTO CONTRACARA DEL CONSERVADOR TEA PARTY
En un abrir y cerrar de ojos al Tea Party, el movimiento de masas de conservadores estadounidenses opuestos a todo lo que huela a público, le ha salido un rival, el Coffee Party, para el que, como no podía ser menos, el gobierno no es Satanás. El movimiento pasará el sábado del mundo de los avatares al de carne y hueso, cuando hay más de 300 reuniones planeadas en cafeterías y restaurantes de todo el país.
“Hemos encontrado una veta. Hay un montón de gente en este país que quiere expresar su opinión”, dijo Leo Pierson, de 28 años, uno de los seguidores del Coffee Party en Cincinnati, Ohio. Todo comenzó con un mensaje que escribió en la red social Facebook Annabel Park, una directora de documentales de 41 años que estaba cansada de que se tomaran las posiciones de los conservadores como un barómetro de las opiniones de la mayoría del país. “Fundemos un partido del café, un partido de batido, un partido de Red Bull, cualquier cosa menos del té, ¿qué tal un partido de capuccino? Eso realmente los enfadaría a ellos, porque suena elitista.”
“Ellos” son los afiliados al “Partido del Té”, un movimiento de conservadores que desde abril acapara buena parte de la atención política con su grito contra la expansión del gobierno y contra el “socialismo” del presidente Barack Obama, una palabra que usan como si le pintara en la cara una hoz y un martillo. Pero resulta que el desencanto con el tono del debate político también se calentaba en la izquierda y el mensaje de Park recibió una respuesta abrumadora.
La página de Facebook del grupo acumuló más de 100.000 seguidores en seis semanas de existencia. El movimiento planea una convención nacional y una manifestación en Washington, es decir, lo mismo que hizo el Tea Party. “Hay una desconexión entre lo que hacen los representantes a los que hemos elegido y la voluntad de la gente”, se quejó Jeannine Stepanian, de 25 años, una vocera del Coffee Party a nivel nacional.
Eso lo podría haber dicho también cualquier “patriota”, como les gusta llamarse a los del Tea Party, pues ambos movimientos comparten la desilusión con la política tradicional, pero en los temas de fondo los dos fenómenos tienen diferencias inconmensurables.
Los conservadores se rebelan contra el afán que ellos ven en el gobierno por recaudar y gastar más, y en particular contra la reforma sanitaria de Obama, que conlleva una mayor actuación pública en la salud. En cambio, el Coffee Party mantiene que “el gobierno federal no es el enemigo del pueblo, sino la expresión de la voluntad colectiva”. A los demócratas el nacimiento del Coffee Party les ofrece la oportunidad de rebatir la percepción de que los estadounidenses están muy insatisfechos con la gestión del gobierno, que ellos controlan, y que les castigarán duramente en las elecciones legislativas de noviembre. “El Coffee Party puede tener un papel importante en los comicios si los demócratas son capaces de usar parte de su energía y hacer que la gente acuda a las urnas”, opinó James McCann, profesor de política en la Universidad Purdue, en el estado de Indiana.
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