EL MUNDO › EL PLAN DE RESCATE DE LA UE FUE DISEñADO PARA NO SER USADO
La idea central del plan es que los países de la UE decidan unilateralmente si desean ayudar a Grecia mediante préstamos bilaterales. Se espera que de esa forma el gobierno de Papandreu elija profundizar el ajuste.
› Por Nicolás Nagle
Desde Bruselas
Esta semana los países de la Unión Europea parecen haber llegado a un acuerdo para rescatar la maltrecha economía griega. O al menos eso claman los funcionarios en Bruselas y las principales capitales de Europa. El plan de rescate acordado por los países miembros parece haber sido diseñado para no ser utilizado jamás. La idea detrás es que Grecia será capaz de solucionar sus problemas económicos por sí misma, sin necesidad de ayuda externa. Se espera que la aparente muestra de solidaridad sea suficiente para calmar los mercados, lo cual permitiría a Grecia obtener préstamos a intereses menores.
Actualmente Grecia atraviesa una de las peores crisis económicas desde la época de la posguerra. Con un déficit público de 12,7 por ciento y una deuda de 113 por ciento del PBI y una necesidad constante de obtener créditos para mantener el país funcionando, el gobierno de Giorgos Papandreu está siendo severamente presionado desde varios frentes.
La idea central del plan es que los países de la UE decidan unilateralmente si desean ayudar a Grecia mediante préstamos bilaterales. A pesar de que los intereses serán necesariamente más bajos que los de mercado, éstos permanecerán a niveles elevados. Se espera que de esa forma el gobierno del socialista Papandreu opte por profundizar las medidas de austeridad y se abstenga de pedir ayuda externa.
El reajuste sigue los clásicos delineamientos del FMI: reducción generalizada de los presupuestos del sector público y aumento de impuestos. La única diferencia respecto de otros planes del Fondo es que esta vez Atenas no puede devaluar su moneda ya que el euro está bajo control del Banco Central Europeo. El proceso está siendo monitoreado de cerca por autoridades de la Comisión Europea y el FMI.
El plan tiene la impronta de Alemania, principal opositor a que Grecia reciba ayuda financiera por parte de la UE. La administración de la canciller Angela Merkel no sólo se opone a que Atenas reciba dinero de contribuyentes alemanes, también bloquea la posibilidad de que otros países presten ayuda. Una ayuda que no implique la participación alemana no es aceptable para Berlín, que desea mantener una posición dominante en los asuntos económicos europeos.
Merkel se encuentra bajo presión interna debido a la maltrecha economía de su país. Alemania es altamente dependiente de sus exportaciones y, por años, se vio beneficiada con los mercados abiertos de países menos productivos como Grecia, Italia, España y Portugal. Estos países son los que actualmente atraviesan las peores condiciones económicas.
Un 43 por ciento de las exportaciones de Alemania van hacia países de la eurozona. Como forma de incentivar la economía exportadora, la administración Merkel ha contenido los salarios, lo cual ha reducido la demanda interna en Alemania hacia productos de otros países.
Esta situación coloca a Alemania en una posición altamente dependiente. La crisis económica mundial ocasionó una estrepitosa caída de 18,4 por ciento de las exportaciones alemanas, la mayor desde la Segunda Guerra Mundial. Recientemente, la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, sostuvo que los desequilibrios comerciales provocados por la economía exportadora alemana eran inviables para la eurozona. Según Lagarde, la política alemana de mantener los salarios estancados para favorecer las exportaciones estaba teniendo un costo negativo en los países del sur de Europa –Francia incluida.
Una recuperación es improbable si Grecia y otros países de la eurozona continúan con dificultades . Sin embargo, la opinión pública alemana se opone fuertemente a prestar cualquier ayuda económica. Muchos temen que ayudar a Grecia pueda ocasionar una oleada de protestas que podrían hacer tambalear la coalición del gobierno de Merkel.
El éxito del actual plan para apoyar a Grecia depende en calmar a los mercados. La señal de que los países de la UE esperan enviar es que en caso de ser necesario, acudirán al rescate y no permitirán que Grecia entre en default. Ahora todo depende de que los mercados consideren la propuesta creíble, lo cual permitiría al gobierno de Papandreu obtener crédito a interese más bajos.
El plan también depende de que los griegos acepten las medidas de reajuste, algo para nada seguro. Un 80 por ciento de la población desaprueba las medidas y ya ha habido huelgas generales, protestas y enfrentamientos con la policía. El tercer paquete de medidas de reajuste anunciado por el gobierno incluye un aumento de la recaudación impositiva de 1,3 billón de euros y recortes en pensiones y salarios públicos de 1,7 billón. También hubo anuncios de que 200.000 funcionarios públicos serían despedidos. Estas medidas se suman a anuncios anteriores. Las condiciones están dadas para un aumento del descontento popular. Parece indicativo que el gobierno griego haya anunciado medidas de recortes en prácticamente todos los sectores, salvo en la policía.
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