EL MUNDO › LOS DIPUTADOS DE EE.UU. CORRIGIERON EL TEXTO DE LA LEY DE SALUD DE OBAMA
El presidente volverá a firmar, encantado, la ley de salud que los republicanos juraron matar. El último recurso fue hacer que se vote otra vez por una pequeña diferencia con el texto aprobado por el Senado.
Fue el último debate, la última enmienda, la última votación. Ayer la reforma del sistema de salud norteamericano consiguió su punto final. La Cámara de Representantes aprobó la diferencia de 16 líneas que había quedado entre el texto redactado por el Senado el jueves y el que los representantes habían votado el domingo pasado. Ahora Barack Obama deberá repetir la ceremonia de promulgación en la Casa Blanca, lo que no le provoca ninguna molestia. El mandatario tiene planeado los próximos días promover a lo largo y ancho del país las bondades de la reforma, que le costó más de un año de pujas políticas y varios puntos de popularidad en las encuestas.
El voto final se decidió por 220 a 207. Toda la bancada republicana y 32 demócratas votaron en contra, como ya lo habían hecho el domingo pasado, cuando se aprobó por un pequeño margen la reforma de salud en general. Casi no hubo debate esta vez. Era la última sesión antes del receso de dos semanas de Semana Santa y la Casa Blanca ya había prometido que el tema no se extendería ni una semana más. “Hicimos una promesa. Y esa promesa se cumplió”, había dicho Obama unas horas antes, desde el estado de Iowa, cuando ya había recibido la confirmación de que la votación se realizaría sin problemas ni demoras. “Desde este día en adelante, todos los cínicos, todos los negadores, van a tener que afrontar la realidad de lo que esta reforma es y lo que no es. Tendrán que reconocer finalmente que esto no es una toma gubernamental del sistema de salud”, agregó el mandatario.
La cadena norteamericana CNN adelantó ayer que Obama promulgará las últimas enmiendas la semana próxima en un nuevo acto en la Casa Blanca, rodeado de legisladores y miembros de la sociedad civil que apoyaron la iniciativa desde el principio. Será similar a la del martes pasado, cuando triunfante promulgó el texto de la reforma. Sin embargo, esa versión contenía unos errores de procedimiento, en el párrafo referido a los beneficios para estudiantes. Ahora que el error fue enmendado, será el Ejecutivo el que tendrá que poner en práctica el nuevo sistema de salud.
La ley establece que tomará diez años y más de 940 mil millones de dólares para que más de 32 millones de ciudadanos norteamericanos puedan acceder, de vuelta o por primera vez, a una cobertura médica. Según los cálculos de los legisladores, si todo funciona bien, la reforma también permitirá reducir el déficit fiscal nacional en 143 mil millones de dólares en la próxima década.
Pero Obama es aún más optimista y cree que los resultados se empezarán a ver mucho antes, en 2014 a más tardar. “Comenzaremos reduciendo el derroche de dinero en el sistema, desde exámenes innecesarios hasta subsidios de seguros injustificados, lo que significa que con el tiempo los estadounidenses ahorrarán dinero”, explicó durante su visita a Iowa.
El mandatario también adelantó que este año comenzarán a otorgarse beneficios impositivos a dueños de pequeñas empresas, acceso a la cobertura para personas con condiciones preexistentes y se prohibirá a las aseguradoras que den de baja el servicio a aquellos que contraen una enfermedad o que establezcan límites o restricciones en el cuidado que reciben los beneficiarios.
Ese es uno de los ejes de la reforma. No sólo permitir que todos los ciudadanos tengan acceso a un seguro médico, sino también comenzar a regular a las aseguradoras. En ese sentido, a partir de este año los jóvenes podrán permanecer bajo el seguro de sus padres hasta los 26 años y las personas mayores recibirán beneficios que los ayudarán a afrontar la compra de medicamentos. “Los días en que la industria de seguros se lleva a la gente por delante están terminados”, celebró Obama.
Aunque el camino parlamentario llegó a su fin ayer, los republicanos aún tienen esperanza de poder bloquear esos cambios en los tribunales de todo el país. Varios fiscales generales de los estados más conservadores de la nación adelantaron esta semana que recusarán la reforma por considerarla inconstitucional. Saben que si presionan lo suficiente, alguno de los procesos podría llegar a la Corte Suprema, donde los ocho años de gobierno de George Bush hijo rompieron la mayoría liberal de las últimas décadas, dejando abierto el final.
Obama también lo sabe, pero apuesta a poder capitalizar antes su victoria en el Congreso. Después de los reveses electorales de 2009, los demócratas esperan recobrar fuerzas para las próximas elecciones legislativas de noviembre próximo, donde se jugarán las mayorías en las dos Cámaras que consiguieron en 2008.
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