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La letra chica del contrato
Rusia le dio a Irak una última oportunidad para que no rompiera un contrato multimillonario con petroleras rusas. Si rompe, el Kremlin podría cruzarse de brazos si Estados Unidos ataca Irak. Moscú espera que Saddam Hussein reconsidere su decisión de romper el contrato por 3800 millones de dólares que el Ministerio de Petróleo y Gas de Irak firmó en 1997 con tres empresas rusas. Entre ellas está Lukoil, la punta de lanza de los intereses petroleros de Moscú en el mundo. El jueves pasado, Irak rompió el contrato y causó un revuelo entre políticos y empresarios rusos. Las autoridades iraquíes dijeron que Lukoil no tenía interés en desarrollar el yacimiento West rna-2, que esperaba producir 600.000 barriles de crudo por día. Lukoil alega que sólo podrá empezar a explotar esa zona cuando se levante el régimen de sanciones sobre Irak, para evitar violar resoluciones de la ONU. Si Irak rompe el contrato, Rusia “podría perder uno de sus más importantes estímulos para apoyar a Bagdad en las actuales circunstancias internacionales”, señaló el gobierno ruso. Y Lukoil perdería 5000 millones de dólares.