EL MUNDO › AL MENOS 102 PERSONAS MURIERON EN VARIOS ATENTADOS
Irak vivió ayer la jornada más sangrienta desde enero de este año, con la muerte de al menos 102 personas, en atentados que tuvieron como blancos principales a obreros de una fábrica y a las fuerzas de seguridad. Estos actos de violencia se producen cuando el país sigue sin nuevo gobierno, más de dos meses después de las elecciones legislativas del 7 de marzo y tres semanas después de la muerte de los dos principales jefes de la rama iraquí de Al Qaida, muertos en una operación conjunta de Estados Unidos e Irak.
Los atentados más mortíferos fueron en Hilla, 95 kilómetros al sur de Bagdad. Dos coches bomba estacionados en el estacionamiento de una fábrica de textiles estallaron a la salida del personal. Cuando los policías y los socorristas llegaron al lugar de los hechos, se produjo una tercera explosión. Al menos 50 personas murieron y 155 resultaron heridas en este triple atentado, según un nuevo balance facilitado por el doctor Ihab Dhabhawi, del hospital de Hilla. Según una fuente del Ministerio del Interior, la tercera explosión fue provocada por un suicida.
Pocas horas antes, una bomba estalló cerca de una mezquita chiíta en la ciudad de Suwayra, a unos 60 kilómetros al sur de la capital. Cuando los transeúntes acudieron para socorrer a las primeras víctimas, un segundo coche bomba estalló en el lugar. Once personas murieron y 70 resultaron heridas en este doble atentado.
Al comienzo de la tarde, 20 personas murieron y 73 resultaron heridas en un ataque con coche bomba en Basora, la gran ciudad del sur del país, según una fuente policial. La explosión se produjo en un mercado populoso del centro de la ciudad. En Bagdad, nueve integrantes de las fuerzas de seguridad murieron en una quincena de ataques con armas automáticas y bombas contra retenes de la policía y el ejército, indicó una fuente del Ministerio del Interior. Un total de 24 personas fueron heridas, en su mayoría miembros de las fuerzas de seguridad.
Según los observadores, los ataques son una reacción a los esfuerzos de las facciones chiítas iraquíes para formar una coalición de gobierno tras las elecciones del pasado 7 de marzo, donde ninguna fuerza alcanzó los votos suficientes para gobernar sin alianzas. Un recuento de votos en la provincia de Bagdad, la más numerosa, fue pedido por la coalición del primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, que quedó en segundo lugar en las elecciones. En ese distrito, las elecciones fueron ganadas por una alianza entre dirigentes chiítas laicos y políticos sunnitas, encabezada por el ex primer ministro Ayad Alaui.
Entre las otras víctimas de esta jornada sangrienta figuran un civil y tres guardaespaldas del alcalde de Tarmiya, muertos en un atentado contra el funcionario, quien resultó herido, así como otras 15 personas. En Iskandariya, dos personas murieron en la explosión de una bomba en un almacén. Se trata de la jornada más sangrienta en Irak desde el 8 de diciembre pasado, cuando al menos 127 personas murieron en cinco atentados en Bagdad.
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