Después de las sonrisas y los saludos convencionales alrededor de la poblada mesa del gabinete, se impuso la seriedad de la tarea que deberá asumir el nuevo gobierno de los tories y los liberal demócratas. El flamante premier británico, el conservador David Cameron, y su viceministro, el liberal Nick Clegg, tendrán el reto de conducir el país bajo el primer gobierno de coalición desde 1945.

Cameron y Clegg abrieron la histórica sesión remarcando que sus respectivos partidos comparten una agenda y subrayando los enormes desafíos de su administración a nivel nacional e internacional. Cameron les recomendó ser austeros a los 23 miembros del gabinete y les recordó la política propuesta por los conservadores de reducir los salarios ministeriales un cinco por ciento para demostrar su compromiso de luchar contra el déficit público. Los recortes les ahorrarán a los contribuyentes unos 3 millones de libras esterlinas (3,5 millones de euros) cada cinco años, como señaló el gobierno británico. Cameron cobrará cerca de 157 mil euros al año.

El martes próximo –una semana después del acuerdo que terminó con la incertidumbre creada tras la victoria conservadora– los nuevos parlamentarios jurarán. Una semana después, el 25 de mayo, la reina inaugurará la sesión parlamentaria, en la que se leerá el programa de gobierno. Por primera vez en trece años, no será el del laborismo.