Irán será uno de los ejes de debate entre el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y su par ruso, Dmitri Medvedev. El mandatario brasileño llegó ayer a Moscú y hoy se reunirán para concretar acuerdos de cooperación entre los dos países. Después seguirá su camino hacia Qatar y llegará en el fin de semana a Teherán.

El Departamento de Estado norteamericano hizo trascender sus expectativas frente a las conversaciones que el brasileño mantendrá con el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, en lo referido a la cuestión nuclear. La misma embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Susan Rice, afirmó que la llegada de Lula a Irán no entorpecerá las negociaciones que Washington viene manteniendo, sino todo lo contrario.

Por la mañana de ayer, Barack Obama se comunicó por teléfono con Medvedev para negociar su intención de imponer nuevas sanciones a Teherán por su desarrollo de uranio que –según como denuncia Washington– puede servir como combustible para reactores o para la creación de armas atómicas. Los dos mandatarios acordaron instruir a sus negociadores para llegar a una conclusión lo más pronto posible. Estados Unidos quiere conseguir una resolución del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra la nación persa para fines de junio. Rusia y China son los dos miembros permanentes que se muestran menos permeables a la iniciativa estadounidense, a diferencia de Francia y Reino Unido.

Brasil también integra temporariamente y sin derecho a veto ese órgano de la ONU e impulsa una solución diplomática frente a la cuestión de Irán. Lula defiende el derecho iraní a tener un programa nuclear propio. Sin embargo, demanda a las autoridades de Teherán que presenten las garantías de sus fines pacíficos. En la misma línea, Rusia aboga por el agotamiento del diálogo antes de proceder a la implementación de medidas coercitivas, postura que la acerca a la del país sudamericano.

Brasil se ha estado ocupando del conflicto entre Teherán y algunas potencias occidentales. A fines de abril, el canciller Celso Amorim visitó Irán y les pidió “más flexibilidad” para negociar. Unos días atrás, Ahmadinejad dijo que aceptaría “en principio” y retomaría un acuerdo nuclear con Occidente, tal como lo había propuesto Brasilia. El año pasado se había bosquejado la posibilidad de que alguna potencia extranjera, inicialmente Francia o Rusia, se encargara de enriquecer el uranio que los iraníes después usarían para sus reactores. Esa base es la que Brasil pretende que se utilice para avanzar en las negociaciones.

Sin embargo, no sólo Medvedev y Lula discutirán sobre Irán. En la agenda de conversaciones entre Brasil y Rusia estarán los acuerdos de cooperación estratégica y el fomento de vínculos económicos y tecnológicos entre ambos países, como adelantó el portavoz brasileño. Los dos Estados integran el llamado grupo BRIC, junto a India y China, otros países emergentes, a través del cual acuerdan colectivamente posiciones frente a distintas temáticas e impulsan acciones de cooperación e intercambio. Esta visita de Lula es el segundo encuentro que los líderes han mantenido en los últimos treinta días. A mediados de abril, el mandatario ruso había viajado a Brasil para participar en la cumbre de este bloque de naciones.

Lula concurrió ayer a un seminario empresarial, y recién hoy se reunirá con Medvedev y con el hombre fuerte del Kremlin, el premier Vladimir Putin. En ese encuentro discutirán la participación de Brasil en el desarrollo del sistema ruso de navegación por satélite, la posibilidad de usar las monedas nacionales para el intercambio comercial bilateral, la reforma de la ONU y las tan en boga medidas anticrisis.

Moscú y Brasilia suscribieron varios acuerdos bilaterales en materia de energía e investigaciones científicas. Hoy, los mandatarios firmarán un acuerdo intergubernamental sobre la protección de los derechos de propiedad intelectuales y de cooperación en seguridad de la información. También acordarán un plan de consultas estratégicas entre las cancillerías para 2010 y 2012.