“Cambiaré de nombre y me llamaré Dilma Rousseff, a la que defenderé en la puerta de las fábricas cuando sea presidenta, porque ya tiene cara de presidenta”, prometió Luiz Inácio Lula da Silva, tras oficializar a la candidata petista. La oposición también arrancó su campaña para las elecciones presidenciales de octubre.

El presidente de Brasil dijo ayer que la candidata oficialista a sucederlo, Dilma Rousseff, debe tener tranquilidad para evitar las maniobras de la oposición en la campaña electoral. “Esperamos que nuestros adversarios estén dispuestos a hacer una campaña de nivel elevado y que no hagan juegos sucios inventando denuncias todo el día”, dijo Lula en Brasilia. Allí se realizó la convención del Partido de los Trabajadores (PT) en el que se proclamó la candidatura de Rousseff. El principal candidato opositor, el socialdemócrata José Serra, calificó de “neocorruptos” a parte del gobierno y del PT. Días atrás se había denunciado una supuesta operación de inteligencia del oficialismo para desprestigiar al ex gobernador paulista.

El mandatario brasileño recordó que la de octubre será la primera elección presidencial desde el fin de la dictadura militar –excepto la de 1985, que no fue directa sino mediante colegios electorales– en que no se presentará como candidato. “Para llenar este vacío cambiaré de nombre y me llamaré Dilma Rousseff, a la que defenderé en la puerta de las fábricas cuando sea presidenta, porque ya tiene cara de presidenta”, afirmó.

“Ser la primera presidenta de Brasil es el objetivo que nos mueve”, dijo Rousseff ante más de 1300 personas. “No es por casualidad que después de ese gran hombre, Brasil pueda ser gobernado por una mujer. Una mujer que va a continuar el Brasil de Lula, pero que lo hará con alma y corazón de mujer”, adelantó la economista de 62 años.

La convención del PT aprobó también la designación del presidente de la Cámara de Diputados, Michel Temer, como candidato a vicepresidente. Temer es el principal referente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Ese espacio es la principal fuerza del país, que selló la alianza con el PT. La economista que se postula para ocupar el Palacio de Planalto, sede gubernamental, sigue creciendo en los sondeos a la luz de la inmensa popularidad de Lula que trepa al 86 por ciento. El actual presidente del gigante sudamericano no puede disputar un tercer mandato presidencial por fuerza de la Constitución. Pero nada impide que el ex sindicalista intente el retorno al gobierno en las elecciones que se realizarán en 2014.

José Serra, principal adversario de Roussef, tuvo su candidatura oficializada el sábado en convención del Partido de la Social Democracia (PSDB). A diferencia de la candidata oficialista, Serra aún no logró definir el nombre de su compañero de fórmula. Semanas atrás, el ex gobernador del poderoso Estado de Minas Gerais (sudeste), Aecio Neves, rechazó acompañar a Serra, quien está empatado en 37 por ciento con Rousseff en la intención de voto.