EL MUNDO › PESE A LOS RIESGOS, URIBE SE VANAGLORIA DEL RESCATE DE CUATRO REHENES
Faltan seis días para elegir presidente y el ejército liberó a cuatro secuestrados. Recién sacados de la selva colombiana, los ex cautivos glorifican al ejército y la política de mano dura del gobierno.
› Por Katalina Vásquez Guzmán
Lluvias de aplausos. Euforia, abrazos y llanto. Las imágenes de la libertad vuelven a ocupar los titulares de la prensa, la agenda presidencial, los honores militares. Faltan seis días para elegir presidente y el ejército rescata cuatro secuestrados. Recién sacados de la selva, los liberados glorifican al ejército, relatan los años de prisión, se reúnen pocos minutos con su familia y, el resto del día, siguen la agenda del gobierno: rueda de prensa en el aeropuerto militar, recibimiento en el comando de la policía, bienvenida en la Casa de Nariño. Anoche, en el horario prime time de la televisión, Uribe pide la continuidad de la política de seguridad democrática. “El acuerdo humanitario de apaciguamiento es abonar el secuestro, es reconocerle méritos al secuestro”, dice junto a los cuatro liberados de uniforme impecable y mirada en alto.
El candidato oficialista Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa, no puede quejarse de las circunstancias. La Operación Camaleón es comparada, por exitosa y “perfecta”, con Jaque, la que dirigió Santos en 2008 y resultó en la liberación de Ingrid Betancourt, dos norteamericanos y once militares y policías. Este fin de semana fue liberado el oficial con más alto rango en la policía, el general Luis Herlindo Mendieta, junto a los coroneles Enrique Murillo y William Donato y el sargento Arbey Delgado Argote. “Caí en poder del terrorismo cuando tenía 29 años, hoy tengo 41”, dice Delgado en el aeropuerto militar de Catam, en Bogotá, adonde llegaron ayer en la mañana tras pasar la noche en San José del Guaviare.
“Salgo desconociendo muchas cosas de Colombia y el mundo y con casi doce años de rezago académico e intelectual”, dice efusivamente el general Mendieta, rodeado en la cintura por los brazos de su esposa. Se ve feliz, a pesar de que perdió más de una década en lo oscuro de la selva, deseando una radio para escuchar la voz de su “amada esposa” y las melodías de su vallenato preferido, “Quiero saber de ti”. “Cantidades y cantidades de disparos (...) Veo entre la maleza un casco militar arrastrándose, dije: es el ejército”, es su testimonio sobre el momento del rescate.
“Ya no más sangre, ya no más guerra, ya no más dolor”, pide Delgado entre risas imaginando que alias el Mono Jojoy, comandante de la guerrilla de las FARC que lo secuestró por doce años, se está “rascando la cabeza” por la noticia del rescate. Uribe, convencido de que el camino para la libertad de las decenas que siguen en la selva es el rescate y no el acuerdo humanitario, les dice a las FARC que los entreguen. “Jamás podremos renunciar al camino de la autoridad”, enfatiza mirando a la cúpula militar en pleno durante el recibimiento que planeó para los ex rehenes.
El mal tiempo y la esperanza de encontrar a Donato, el cuarto liberado, retrasaron su llegada a la capital. Donato salió huyendo durante el operativo, y entre tiros de fusil y explosiones de granada resultó perdido en la selva. “Amanecí en la cueva de una lapa”, contó ayer a los medios. La mañana de ayer regresó al campamento donde permaneció la última semana de secuestro, bajo la custodia de siete guerrilleros. Allí lo encontró el comando del ejército para sumarlo al grupo de rescatados que el saliente presidente Uribe muestra como preciado botín de guerra desde Palacio.
El rechazo a las FARC es unánime. El orgullo de los policías y el militar liberados desborda en palabras de gratitud para el mismo Uribe, que también agradece a las familias por comprender que el rescate es una opción. “Fue muy difícil, porque yo no les podía negar qué estábamos haciendo”, les explica en alocución presidencial en directo. Habla de los preparativos del operativo que se adelantó desde hace seis meses y se cerró con éxito gracias a que alias Marcos Parilla entregó los detalles de la ubicación y custodia de los cuatro rehenes.
“La operación no tuvo ninguna falla”, dijo el comandante del ejército, general Oscar González. “Contra todos los objetivos de alto valor de los terroristas nosotros siempre tenemos operaciones. Y en el momento oportuno las desencadenamos; afortunadamente ésta nos salió muy bien”, agrega.
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