EL MUNDO › PLAN DE CHáVEZ Y NUEVO PEDIDO COLOMBIANO
Mientras el canciller venezolano recorría la región para presentar la postura del gobierno de Chávez, Uribe reclamaba respuestas a las denuncias que presentó en la OEA.
Caracas y Bogotá salieron a preparar el terreno para la cumbre de cancilleres de la Unasur de mañana, en el primer caso con la presentación en la región de una “propuesta de paz”, y en el segundo con un reclamo para que la reunión sirva “más que para continuar las discusiones, para encontrar soluciones”.
El canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, emprendió una carrera contrarreloj, y entre el lunes y ayer pasó por cinco países, entre ellos Argentina, para mostrar el plan de paz que su gobierno promueve para superar los desentendimientos, y reiteró que la ruptura de relaciones podría tener marcha atrás si el futuro gobierno colombiano cambia su estrategia. “Si el próximo gobierno de Colombia produce una rectificación a fondo y entra en una onda de respeto absoluto al gobierno venezolano, estamos seguros de que podremos construir un nuevo camino”, remarcó Maduro en Buenos Aires, tras reunirse con la presidenta Cristina Fernández.
El canciller colombiano Jaime Bermúdez contestó que no habrá rectificación alguna de parte de su gobierno en rechazo a la propuesta venezolana.
Maduro había estado la noche anterior en Brasilia con Luiz Inácio Lula da Silva; y en Montevideo con José Mujica y ayer en Asunción, con Fernando Lugo. Maduro tiene prevista una última reunión con el presidente Sebastián Piñera en Santiago de Chile.
“Queremos informar a los gobiernos del continente sobre este problema y sobre la necesidad de un plan para consolidar la paz en la región”, explicó el canciller, que juzgó que Quito puede ser “el inicio de la construcción de una nueva etapa en la paz en el continente”.
Del lado de Colombia, le tocó primero al presidente Alvaro Uribe salir a sentar posición, al reiterar la demanda del país en favor de “cumplir las normas internacionales, que nosotros cumplimos: luchar contra el terrorismo y no albergarlo en parte alguna”. Aunque no mencionó puntualmente a Venezuela, la frase pareció dirigida a ratificar las acusaciones que dieron origen a la ruptura de las relaciones con su vecino: la convicción de Bogotá de que guerrilleros de las FARC y el ELN se esconden en el sur venezolano con la anuencia de Caracas.
La Casa de Nariño presentó pruebas de su denuncia ante la OEA, en una sesión del Consejo Permanente que se desarrolló en Washington casi simultáneamente con el anuncio de Chávez, en Caracas, de la ruptura “por una cuestión de dignidad”. En rigor, las relaciones entre ambos países vecinos que comparten una frontera de 22 kilómetros estaban congeladas desde el 28 de julio del año pasado –hoy se cumplirá exactamente un año– por el acuerdo Bogotá-Washington para el uso de bases militares, que Caracas rechazó.
Un rato antes de las palabras de Uribe, la Cancillería colombiana emitió un comunicado en el que se declaró “presto a continuar el debate sobre las preocupaciones expresadas ante el Consejo Permanente de la OEA en distintos escenarios”, pero remarcó que “más que continuar con discusiones, se requiere pasar a las soluciones”.
“La mayor contribución a la situación actual de las relaciones con Venezuela consiste en la definición de un mecanismo concreto para solucionar los temas de fondo”, insistió la Cancillería colombiana, que reiteró su interés en “lograr la cooperación eficaz”. En la polémica volvió a terciar Ecuador, que manifestó, a través de su viceministro de Relaciones Exteriores, Kitto Lucas, su deseo de que la cumbre de cancilleres de mañana “abra una puerta de solución” y resaltó que, pese las diferencias, “Unasur fue un ámbito de encuentro de los gobiernos y países” de la región. “Los doce países miembros del organismo regional han caminado juntos, incluso en una instancia como el Consejo de Seguridad, que involucra la seguridad del continente y donde se logró trabajar en medidas de confianza mutuas entre las fuerzas armadas”, subrayó Lucas.
El diplomático volvió a cuestionar el rol de la OEA, al detallar que el encuentro que se realizará en horas “pretende hacer consultas, lo que no hizo” el organismo regional, pese a que se sabía que había “ciertas resistencias o distanciamiento” entre Venezuela y Colombia.
Al cruce de declaraciones se sumaron más opiniones de certezas de que, con la asunción de Juan Manuel Santos en Colombia, el panorama puede variar.
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