EL MUNDO › EN LA REUNION DE UNASUR SE DISCUTIERON LAS BASES MINIMAS PARA UN ACUERDO
Los cancilleres de la región que intentan desactivar la crisis entre Colombia y Venezuela discutieron a puertas cerradas una tímida propuesta brasileña para retomar el diálogo en una futura cumbre de presidentes de Unasur.
En la reunión de los cancilleres de la Unasur en Quito, los enviados de Bogotá y Caracas se dispararon con munición gruesa y volvieron a cruzarse acusaciones. En medio del tiroteo, Brasilia presentó una propuesta de cinco puntos para poner paños fríos a la disputa que podría ser la base para un eventual acuerdo. Pero al cierre de esta edición, los diplomáticos seguían discutiendo a puertas cerradas y el conflicto entre Venezuela y Colombia no se había superado.
El día arrancó con una reunión tripartita entre el anfitrión, el canciller ecuatoriano y sus pares de Venezuela y Colombia, los dos países que rompieron relaciones la semana pasada después de que Bogotá acusara a Caracas de dar refugio y apoyo a unos 1500 guerrilleros colombianos. “Vamos a ayudar en lo que podamos, a pesar de las afinidades que tengamos con un país sobre otro”, deslizó Ricardo Patiño. Por la tarde arrancó la sesión plenaria. “Unasur no podía permanecer indiferente ante un problema”, abrió la reunión el ecuatoriano Patiño. Minutos después pidió a la prensa que desalojaran el salón de reuniones de la cancillería ecuatoriana para que los representantes pudieran discutir. El resto del encuentro transcurrió a puertas cerradas.
Según se filtró, primero habló el canciller venezolano Nicolás Maduro, después le contestó su par colombiano Jaime Bermúdez. Maduro habría denunciado un supuesto plan de la Casa de Nariño para atacar Caracas antes del 7 de agosto, día en que Alvaro Uribe le dejará el poder a Juan Manuel Santos. Jaime Bermúdez negó tal propósito, publicó el diario El Espectador en su sitio web.
“Colombia no ha considerado ninguna agresión a Venezuela”, habría dicho el canciller colombiano, que volvió a exhibir fotos y mapas para demostrar un presunto apoyo bolivariano a la guerrilla. “Ha llegado la hora de retomar los caminos de paz en Colombia”, le habría respondido Maduro. A su vez, el canciller venezolano habría reclamado que se termine el conflicto armado que lleva 60 años en Colombia.
El venezolano había llegado pisando fuerte a la reunión. “Venimos a denunciar al gobierno de Colombia por tener una doctrina guerrerista y violadora del derecho internacional”, disparó a la prensa antes de la reunión. “Venimos a proponer un conjunto de ideas para que se retome el camino de la paz, dado que la última guerra que queda en nuestro continente es la de Colombia y América tiene que ser una zona de paz”, agregó.
Por su parte, el colombiano Bermúdez empezó a protestar no bien aterrizó en Quito: “Sinceramente, no tengo muchas expectativas de la reunión”, y agregó que la ausencia de varios cancilleres le restaba jerarquía a la reunión.
Mientras tanto, Brasil presentó un plan de cinco puntos para que el conflicto no llegue a mayores. Los cinco puntos que llevó el vicecanciller brasileño, Antonio Patriota, a la reunión son: declarar a Sudamérica zona de paz, compromiso de resolver las diferencias por medios pacíficos, acuerdo de lucha contra grupos ilegales –en particular los vinculados al narcotráfico–, pacto de no agresión mediática entre las partes afectadas y compromiso de continuar con las reuniones multilaterales hasta que se resuelva el problema.
La propuesta brasileña no menciona el pedido colombiano de mandar una delegación a venezuela para constatar la actividad guerrillera, ni el “plan de paz” venezolano que implica cierta intervención de organismos internacionales en el conflicto armado de ese país. Entrada la noche, los representantes sudamericanos discutían un documento con esta base mínima y habrían acordado cumbre de presidentes para darle fuerza política al principio de solución esbozado.
Para no desentonar con el clima agitado, Brasil y Colombia protagonizaron una disputa bilateral. Luiz Inácio Lula da Silva señaló anteayer que la crisis entre Bogotá y Caracas habría sido provocada por un conflicto personal entre sus mandatarios y que le parecía extraña la actitud de Uribe de avanzar con denuncias en contra de Venezuela a días de dejar la presidencia. Ayer Uribe disparó un comunicado en el que “deplora” las declaraciones del brasileño. Lula prefirió no responder para no entorpecer las negociaciones, dijo su portavoz Marcelo Baumbach. Lo de Uribe y Lula podría resumirse como un chispazo diplomático, ya que el gigante sudamericano decidió reconocer las acusaciones de Bogotá y, al mismo tiempo, quitarles importancia.
Antes del debate, el canciller argentino Héctor Timerman entregó al plenario la ratificación del Congreso al Tratado Constitutivo de la Unasur.
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