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El sheriff vs. el “eje del mal”
George Bush, en su primer discurso sobre el Estado de la Unión, señaló a tres países –Corea del Norte, Irak e Irán–, como un “eje del mal” en el mundo y como enemigos de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo. También volvió a hacer claro que quienes no colaboren con Estados Unidos en esta cruzada serán vistos como enemigos y deberán prepararse para los resultados de su actitud.
Liberation
Incluso si el discurso del Estado de la Unión que pronunció Bush estaba destinado, fundamentalmente, a consumo interno, no enmascara la ruptura que anunció con respecto a la conducta planetaria de Estados Unidos. Bush nos anunció su autopromoción al rango de juez y policía del universo. Con el argumento de extirpar el terrorismo que nosotros no le discutimos, se arroga el derecho de extender su dominio a todos los estados en los que las intenciones y los actos no se ajusten a lo que él dictamine y se reserva el privilegio de actuar unilateralmente y a título de prevención. Para fines útiles, se resucitó la misma fórmula que en la Segunda Guerra Mundial designaba a la Alemania nazi, la Italia fascista y al Japón imperialista: “el eje del mal”.
(Editorial)
The Washington Times
En un discurso dicho con seguridad y llegada efectiva, Bush dio mensajes de advertencia para los norteamericanos y los estados que todavía atinan a proteger a los grupos terroristas y desarrollar armas de destrucción masiva. También dejó en claro que Estados Unidos actuaría contra ellos, de ser necesario unilateralmente. Bush llamó a Irak, Irán y Corea del Norte “ejes del mal”. Con semejante frase, deliberadamente hizo una comparación entre ellos y los ejes de poder de la Segunda Guerra Mundial –los nazis, los militares de Japón, los fascistas (...)–. En lo que fue el punto más dramático de su retórica, Bush llamó a adoptar una política proactiva y agresiva contra esos estados. Dejó clara su determinación de que está preparado para usar sus fuerzas militares para evitar mayores amenazas de ataque contra Estados Unidos.
(Martin Sieff)
The Daily Telegraph
George W. Bush tocó en el punto: “Nuestra nación está en guerra, nuestra economía en recesión, y el mundo civilizado enfrenta peligros sin precedentes”. Y agregó: “El estado de la Unión nunca antes había sido tan fuerte”. Semejante paradoja se explica en parte por la valiente respuesta que dio Estados Unidos al 11 de setiembre. En menor medida, se debe a la figura de entereza de su líder, que cuenta con una popularidad del 80 por ciento. El segundo elemento de su discurso fue: “lo que encontramos en Afganistán confirma que la guerra contra el terrorismo, lejos de terminarse, recién comienza”. Bush apareció directo, resuelto y elocuente en su postura de sacrificio personal.
(Editorial)