Desde La Paz

El presidente de Bolivia, Evo Morales, advirtió que, si quiere, puede postularse a un tercer período de gobierno en 2014. Su deseo parece ir en contra de lo escrito en la Constitución vigente y claramente contradice lo firmado en el pacto del Movimiento Al Socialismo (MAS) con los partidos de derecha activos en 2008. Luego de recibir críticas de todo tipo y apoyos incondicionales, Morales dijo desde Nueva York que aún no decidió qué hará cuando termine este mandato. Pero remarcó que si quiere, puede.

“Yo todavía no estoy en campaña, ni he pensado en una reelección. Pero debe quedar bien claro ante la opinión pública nacional e internacional que la nueva Constitución Política del Estado me habilita como candidato a una reelección”, dijo Morales, que participa en Nueva York de una cumbre de las Naciones Unidas.

A las pocas horas de que Morales se postulara –virtualmente– para un tercer período, apareció el primer contrincante. Un ex aliado del MAS, el ex alcalde de La Paz y líder del Movimiento Sin Miedo (MSM), Juan del Granado. “Se está atropellando la Constitución a diario y también van a querer atropellarnos a nosotros. Vamos a las elecciones de 2014, con mucho gusto y sin miedo”, dijo Del Granado en una reunión de militantes de su partido. Pero según el ex amigo de Morales, antes debe hacerse un referéndum para modificar la Constitución.

En 2008, luego del intento de golpe de Estado, el MAS y los partidos de oposición de entonces –hoy reciclados con otros nombres, pero igual de derecha– firmaron un pacto para restaurar la tranquilidad en el país. En ese momento, la actual Constitución era un proyecto. Para que este texto fuera a referéndum, los partidos de derecha exigían, entre otros puntos, que “los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución (la de ahora) serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos períodos de funciones”. Este acuerdo fue incluido en la nueva Carta Magna, entre otras “disposiciones transitorias”.

El vicepresidente, Alvaro García Linera, insistió en la teoría del tercer mandato. “Evo y el vicepresidente no cumplieron su primer mandato. Solamente estuvimos cuatro años. La disposición transitoria habla de un mandato y el presidente Evo no cumplió el mandato por presión de las fuerzas opositoras. Por lo tanto, esa disposición transitoria no se ejecuta en el caso del presidente.”

“El convenio fue suscripto por los entonces legisladores de la oposición y avalaron la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado. No es culpa nuestra si no saben leer o no saben interpretar lo que leyeron”, agregó el vicepresidente, en funciones mientras Morales sigue en EE.UU.

La oposición, cada vez más de-sarticulada, criticó las actitudes “dictatoriales” del MAS, pero solamente puede quejarse. En la Asamblea Legislativa Plurinacional, dominada en dos tercios por el partido de Morales, dijeron que se trata de “mover una coma” a la Constitución para viabilizar el tercer gobierno del aymara. “Es una sinvergüenzura. En ese entonces (2008) se comprometieron a respetar las disposiciones transitorias que están claramente escritas en la Constitución que se aprobó”, dijo el antiguo presidente de la Cámara de Senadores, Oscar Ortiz, hoy funcionario de la gobernación cruceña.

En 2005, Morales llegó a la presidencia con el 53,7 por ciento de los votos. En 2008 fue ratificado en un referéndum por el 67 por ciento de los electores. A fines de 2009 accedió al segundo mandato con el 64 por ciento de apoyo de los votantes. Pero en abril, las elecciones municipales y departamentales demostraron que el MAS había perdido más de un millón de votos de apoyo, al conseguir el 51 por ciento de los votos en el país. Esto se atribuyó a que el MAS rompió su alianza con el MSM, que mantuvo la Alcaldía de La Paz y consiguió otras en territorios del partido de Morales, por ejemplo la ciudad de Oruro. Además, en varias localidades denunciaron que el MAS puso candidatos “a dedo”, sin escuchar las propuestas de las bases. Así llegó el “voto castigo” a varias poblaciones donde el oficialismo había logrado recibir el apoyo del 80 por ciento de los electores, como fue el caso de Achacachi, en La Paz.

Según una encuesta hecha en agosto por Ipsos Apoyo Opinión y Mercado, Morales tiene una imagen positiva del 46 por ciento, el nivel más bajo desde que es presidente. Por si fuera poco, Morales comenzó a tener peleas públicas con las organizaciones sociales que lo llevaron al Palacio Quemado. La Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb) le exige la renuncia de cinco ministros y del director del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), porque creen que “están haciéndole ver mal” al presidente, en una reedición de la “teoría del cerco”.

“Anoche estaba reunido con la federación. Bueno, los escuché con paciencia, por supuesto, pero me hacen perder el tiempo. Antes me hacían perder el tiempo intentos de golpe de Estado, los referéndum revocatorios. Pero ahora esto viene de algunos dirigentes, por influencias ajenas, a perjudicar”, dijo Morales la semana pasada, en un encuentro de las organizaciones que acompañan a su gobierno.

“Yo, si fuera Evo, saldría bien parado y me iría en 2015, antes de perder”, comentó a este diario Rafael Quispe Flores, mallku de Industrias Extractivas del Consejo Nacional de Markas y Ayllus del Qullasuyu (Conamaq), otra de las organizaciones sociales que pasa por turbulencias en su relación con Morales. “Según la Constitución actual y las disposiciones transitorias, el mandato del hermano Evo llega hasta 2015. Hasta ahí lo votamos. Además, ya consultamos a la Pachamama y nos dijo que su gobierno no pasa de 2012”, aseguró.