EL MUNDO › CON TENDENCIA FAVORABLE AL OFICIALISMO EN LAS BOCAS DE URNA, SE ESPERABA EL ANUNCIO DE LA COMISIóN ELECTORAL
Las encuestas cercanas al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) anticipaban un triunfo del chavismo, pero diferían en cuanto a la magnitud de la victoria. El oficialismo decía que había alcanzado la mayoría calificada.
› Por Mercedes López San Miguel
Desde Caracas
Un estado de espera y agitación se apoderó tanto de los ciudadanos venezolanos y los medios de comunicación locales como extranjeros cuando corría el tiempo y el Consejo Nacional Electoral no anunciaba el resultado de las cruciales elecciones legislativas que se desarrollaron ayer. Al cierre de esta edición, bocas de urnas cercanas al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) anticipaban un triunfo del chavismo –que habría obtenido los dos tercios de la Asamblea Nacional de 165 escaños– mientras que fuentes de la oposición, aunada en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), acortaban la diferencia: decían que el PSUV habría obtenido 90 escaños y ellos 70.
De confirmarse las proyecciones oficialistas, el gobierno mantendría el control del legislativo para seguir avanzando en el proceso de revolución bolivariana. Incluso si el PSUV no obtuviera la mayoría de los dos tercios (110 diputados) y se quedara con una mayoría calificada de unos 100 curules, la dinámica política a partir de enero sería de un desafío a la negociación. Con esa mayoría relativa se pueden aprobar el 80 por ciento de las disposiciones de la Asamblea.
En el mejor de los escenarios para el chavismo –el mencionado número clave de 110 escaños–, el oficialismo podría seguir aprobando leyes orgánicas y leyes habilitantes, es decir, que le dan la facultad al presidente de dictar leyes por decreto un tiempo específico.
La incertidumbre a las pasadas 23 horas local (24.30 hora de Argentina) no hacía más que generar todo tipo de especulación, y no faltaron comunicadores televisivos que comparaban la situación que se vivió en 2007, cuando el gobierno perdió el referéndum sobre la reforma constitucional. Al mismo tiempo, los simpatizantes del socialismo se reunían en las afueras del Palacio de Miraflores, expectantes y con ganas de festejar. Las señales eran también polarizadas.
La treintena de partidos de la oposición, que va desde socialdemócratas hasta golpistas inconfesos, representa un intento de frenar el proceso de cambio. Por fuera del MUD, el ex chavista Partido Patria para Todos vivió su propio test como fuerza política. Margarita López Maya, candidata del PPT, una formación que se planteó como “la tercera opción”, dijo anoche a Página/12 que “no logramos romper con la polarización, pero sobrevivimos”. En la actual legislatura el PPT cuenta con seis escaños gracias a su alianza con el oficialismo. Al parecer, y también en base a sus proyecciones confiables, mantendrían esas bancas.
A partir de enero próximo la oposición va a participar de la discusión en la Asamblea Nacional en una etapa madura del proyecto de izquierda que encarna Hugo Chávez. Edgardo Lander, profesor en Sociología de la Universidad Central de Venezuela, en diálogo con este diario definió al bloque antichavista. “La oposición tiene la ventaja de que no necesita elaborar un programa: el neoliberalismo ya está escrito, apunta a una mejor relación con Estados Unidos, a la apertura del capital extranjero, a la eliminación de las normas de los medios de comunicación –lo más sagrado para el sector burgués– y a la llegada al país de transnacionales.”
Pero entre las figuras de la oposición –ninguna comparable a un presidente con proyección internacional– hay quienes no juegan las reglas democráticas. La candidata a diputada Marina Corina Machado aparece como firmante del acta de constitución del gobierno de facto de Carmona (ella lo negó ante este diario) y el ex gobernador de Miranda, Enrique Mendoza, es recordado por ordenar el cierre del canal estatal VTV durante los sucesos de abril de 2002.
Y es que el gobierno de Chávez se metió con los intereses de una burguesía que lleva como estandarte la defensa de la propiedad privada y los valores liberales, tan vigentes en los barrios caraqueños de Las Mercedes y Las Acacias que esta cronista visitó al calor de la jornada electoral (ver aparte). Es esperable que la oposición quiera modificar las más de 150 leyes sancionadas entre 2001 y 2006 por una asamblea monolítica, recuérdese que en las pasadas legislativas el antichavismo boicoteó los comicios. La gran incógnita de anoche era saber con qué representación contarán y si efectivamente podrán obstaculizar las iniciativas del oficialismo.
La Asamblea reformuló la regulación del poder regional, restando presupuesto y competencias a gobernaciones y alcaldías para traspasarlo a organizaciones comunitarias supervisadas por la presidencia. Actualmente, el legislativo tiene pendiente la aprobación de un paquete de leyes para avanzar hacia el denominado Estado “comunal” que regularán, entre otras cosas, la propiedad social y el ordenamiento territorial. Entre otras de las normas aprobadas están las que impusieron controles a la Bolsa y la banca y cambiaron la regulación del sistema financiero, la actividad aseguradora, las tierras, el desarrollo agrícola y las actividades petroquímicas.
Otro aspecto del proceso bolivariano en marcha son las nacionalizaciones. El legislativo aprobó las normas correspondientes a la estatización de todos los proyectos petroleros en el país y el aumento del aporte fiscal de la industria al Estado. El analista Lander arroja luces y sombras de este medida del gobierno venezolano. “Una parte importante de las empresas públicas hoy tienen menores niveles de producción, pero es el petróleo el que permite subsidiar las empresas, no importa si son productivas o no. Con la industria eléctrica la inversión fue insuficiente, tuvimos una crisis energética a principios de año y el gobierno tomó medidas drásticas. En cambio en Cantv –la empresa de telecomunicaciones– el servicio es bueno y se redujeron las tarifas”.
La asamblea aprobó también la ley de gratuidad en salud y asistencia social. “El gobierno incorporó a los sectores populares a la política y mejoró el tejido social, se redujo la desigualdad, se incrementó el acceso a la educación y la salud”, enfatiza el sociólogo.
Al suspenso de la noche lo precedió la agitación durante las horas de sufragio. Nada modificó la movilización, ni siquiera las nubes tormentosas. Largas filas en los centros de votación indicaban que la abstención, el dato habitual de las elecciones legislativas, no iba a dar la nota de la jornada contradiciendo a las consultoras. El sistema electrónico de votación funcionó bien.
Al mediodía el presidente Chávez ya adelantaba que la participación iba a ser del 70 por ciento. Lo dijo el líder bolivariano al salir de votar en el Liceo Manuel Palacio Fajardo del barrio popular 23 de enero. “Hace 20 años la derecha que gobernaba le robaba los votos a la izquierda. Aquí los pobres no votaban. La gente de los cerros y de los ranchos no votaba, no tenía cédula. En esa época la abstención era del 80 por ciento. La revolución vino creando un alto nivel de credibilidad.”
El calendario de este socialismo del siglo XXI señala que las presidenciales del 2012 comenzaron a jugarse ayer. Pero antes, la espera y la agitación.
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